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RUGBY – Porque el Times tiene razón: Italia debe salir del Seis Naciones

Selecciones basadas en parámetros físicos calculados a una edad muy temprana y poca atención a las cualidades técnicas y tácticas - Inversiones tempranas de la Federación que resultaron ser perdedoras - Todas las razones por las que Italia debe abandonar el Seis Naciones.

RUGBY – Porque el Times tiene razón: Italia debe salir del Seis Naciones

Tras el segundo partido del Seis Naciones, llega un trueno del otro lado del Canal que sacude todo el óvalo de Europa. The Times afirma que Italia ya no tiene derecho a servir en el prestigioso torneo. De nada sirve, argumenta el rotativo inglés, seguir soportando costosos viajes y arriesgar lesiones de jugadores clave para jugar contra una formación que no tiene posibilidades reales de ganar el partido, y mucho menos el torneo. Incluso aquellos en Inglaterra que apoyan la participación de Italia en las 6 Naciones ciertamente no lo hacen por razones técnicas. “Cada dos años no podemos negarnos un viaje a la ciudad más bella del mundo, entre Piazza Navona y el Coliseo – leemos en el Telegraph -, así como no podemos negarnos el ser testigos en directo de las hazañas del número 8 más fuerte de la mundo, Sergio Parisse”. 

El partido contra Inglaterra fue extraño, pero no parece justificar las posiciones del Times. Y eso es suficiente, y cómo. El problema no es haber perdido dos partidos con fuertes pasivas, ni haber terminado el año pasado con una cuchara de madera en el bolsillo. El problema radica en la falta total de una política deportiva sensata que garantice el crecimiento de un movimiento que sí existe. El Capitán Parisse se pregunta dónde están los jóvenes fenómenos que pueden reemplazarlo. Debería dirigir la pregunta a aquellos de sus futuros colegas de la Federación que hayan hecho la elección equivocada de cualquier elección que se hayan aventurado hasta la fecha. 

En Italia funciona así: la Federación selecciona a los jóvenes cuando tienen alrededor de 15-16 años, principalmente en base a criterios físicos y atléticos. El más grande, el más alto, el más rápido, el más escurridizo gana. En cambio, con 16 años sería una locura ir en busca de técnica y habilidad táctica. Tras seleccionar un puñado de jóvenes al año, el grupo no cambia mucho hasta que llega la edad más madura, en torno a los veinte años. A lo largo de sus años de juventud, los niños son exprimidos como profesionales con reembolso de gastos. Empiezas a ir al gimnasio a los 16; sesiones atléticas insoportables, en su mayoría inútiles dados los resultados de los equipos sub 17 en adelante. 

El problema surge en la transición de la juventud a la edad adulta, que se traduce en el paso de la serie junior a la senior. La federación ha invertido en esos muchachos cifras que no conocemos, y parte de esas cifras van a parar a los bolsillos de los clubes que albergan a esos campeones. Si, por casualidad, una de esas elecciones no demuestra estar a la altura de los campeonatos Eccellenza o Pro D12, admitirlo sería admitir un error que duró de cinco a ocho años (desde que ese jugador pasó a ser de interés nacional cuando resultó ser inadecuado para el nivel alto). Y de hecho, nadie lo admite.

Mientras tanto, muchos jóvenes no han sido tomados en consideración porque no son de interés nacional. Si las selecciones y los observadores se enfocan en un paquete preseleccionado ya empacado, no hay ni habrá lugar para quienes no han recibido el pase correcto en el momento correcto. Algunos dirán que así es como funciona en todas partes, pero Inglaterra está demostrando cuánto cuentan las opciones de política deportiva a largo plazo para los puntajes internacionales. Las rosas rojas arrancan este Seis Naciones con el segundo equipo vencedor, sin amenazas aparentes para el liderato del torneo, y se prepara para albergar el Mundial que tenía pensado afrontar con una selección que se muestra en duda. Sin embargo, el plan B funciona mejor, y uno solo puede esperar que también haya un plan C, D, E, etc. 

Allá arriba, los chicos hasta los veinte años no ven los pesos de nuestros gimnasios y entrenan principalmente con el peso corporal, atletismo y técnica, así como habilidades de elección táctica en el juego. Allá arriba, la Federación reúne a los jugadores aproximadamente cada dos semanas para correr en un sistema de juego que va más allá de cualquier individualidad, que en cambio se cultiva, y bueno, dentro de los clubes. Allí arriba, los muchachos no pueden darse el lujo de irse de Inglaterra, siempre y cuando no decidan no jugar para la selección inglesa. 

Entre nosotros, cada vez son más los que eligen otros objetivos para crecer en el rugby, y no son pocos los objetivos que están felices de aceptarlos, porque no es una cuestión de talento, querida Parisse, que a menudo no falta. Basta con mirar a un Pasquali en los Tigres de Leicester, a un Allan en Perpignan así como a un Benvenuti, y quién sabe cuántos más habrá. Entre otras cosas, muy a menudo se decide excluir a estos jóvenes, porque no deben ser quemados. Luego vas a ver la edad media de los británicos (unos 22 años) y te mueres de olor a quemado. 

El fenómeno, entre otras cosas, se extiende a todos los niveles, desde el juvenil hasta el ya profesional. McLean, Masi, Parisse, Barbieri, Ghiraldini, Allan, Vosawai, Castrogiovanni, Agüero juegan en el exterior, y seguro falta alguno. Además, los que juegan "en Italia" juegan en las dos franquicias involucradas en el campeonato celta (Gales e Irlanda). Intenta explicárselo a un ateo del rugby, le verás la cara. El resultado es que solo una parte muy pequeña, dos o tres jugadores, de la plantilla azul juega en Italia. Es un fenómeno curioso: una nación que no existe en términos de rugby, pero que está representada y no funciona.

Para volver a conectar con la posición de choque de los medios británicos de "Italia debe abandonar las Seis Naciones", se puede responder de la siguiente manera. Italia no puede salir del Seis Naciones porque no existe la Italia del Rugby, hay un puñado de jugadores italianos que o juegan en el extranjero o en equipos italianos sin una base territorial real en un campeonato extranjero. Derroche de dinero, derroche de gente, derroche de un movimiento que está muy presente en la zona, el de verdad. 

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