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RUGBY Y ESCOCIA - No hace falta referéndum entre Murrayfield y Twickenam: siempre será una batalla

El referéndum escocés de hoy es todo político pero en el rugby el resultado ya está escrito desde hace siglos y apela no poco al discurso de William Wallace en Braveheart a sus soldados antes del último asalto escocés contra la corona inglesa -No por casualidad ya ahora Gran Bretaña no tener una selección nacional de rugby – El caso del 6 Naciones.

RUGBY Y ESCOCIA - No hace falta referéndum entre Murrayfield y Twickenam: siempre será una batalla

Los partidos políticos que luchan por la victoria en el referéndum escocés de hoy se pueden distinguir entre "Mejor juntos" y "Sí, Escocia". Scots con la pelota ovalada, la palabra juntos, y los jugadores de rugby de Inglaterra son tres factores que simplemente no se pueden poner en la misma ecuación. El odio visceral que fluye entre la sangre azul de los montañeses y la de la nobleza inglesa que inventó el rugby es tan violento como saludable. Ya sanos, siempre estamos en el mundo del balón ovalado, por eso cuando hablamos de odio y violencia, nos estamos refiriendo a espíritu estudiantil y antipatía atávica entre dos pueblos.

Tradiciones, culturas, poblaciones que se reducen a pueblos ancestrales cuando se encuentran en espacios verdes - da igual que haya o no grandes postes colocados en forma de "Acca" para delimitarlos, siempre hablamos de guerra. Hasta que los rudos montañeses tuvieron que rendirse al poder desmedido del imperio inglés y fusionar su cruz blanca con la Union Jack, los enfrentamientos se libraron en batallas campales muy violentas. Desde entonces, un niño inglés llamado Webb Ellis comenzó a correr contra sus oponentes durante un partido de fútbol con el balón bajo el brazo -así cuenta la leyenda del génesis del rugby-, las peleas se transformaron en partidos que cada vez tienen sabor a historia. mientras el lago Ness.

Primero con el 5 Naciones, y luego con el 6 Naciones desde el año 2000 con la entrada de Italia, el inglés y el escocés se dan cita en dos de los estadios más fascinantes del rugby mundial. En Edimburgo, Murrayfield es el hogar de todos los escoceses, desde el anciano con pipa, gaita y falda escocesa, hasta el niño que se pinta la cara de blanco y azul y grita “Flor de Escocia”. En Londres, entre los muchos estadios de fútbol auténticos, destaca uno que en términos de tamaño y prestigio no es superado ni siquiera por el famoso Wembley, el Twickenam. Este es el hogar y cuna del Rugby, eso sí, con R mayúscula.

Ambos con una capacidad capaz de albergar algo menos de 100 personas, cuando se llenan de escoceses e ingleses dan un ambiente trepidante. En Edimburgo, con estilo escocés – el recibimiento a los ingleses es cordial y amable y, como es el caso, se toca el himno inglés titulado “God save the Queen”, y ese día habrá que salvar a la reina, que de hecho queda alguna en Buckingham Palacio. El bochornoso silencio de todos esos miles de escoceses solo lo rompen los muchos ingleses que han llegado para apoyar a sus colores, pero que son incapaces de silenciar el mudo estruendo de los escoceses, todos highlanders en Murrayfield, que solo esperan su momento.

Silencio. Las gaitas de músicos barbudos ataviados con coloridos kilts comienzan a entonar las primeras notas, y poco a poco se eleva el cántico escocés “Oh, defectos de Escocia, cuándo veremos…”. A partir de ese momento, todo lo que puedes hacer es subir el volumen, si no has tenido la suerte de volar a Edimburgo, y sentirte escocés hasta la médula. Exactamente a la mitad del himno, la gaita deja de tocar y el himno continúa, muy afinado, a capella. Más de 60 escoceses cantando al unísono que no se rendirán ante el ejército del rey Eduardo, que seguirán viendo sus flores de Escocia ondear en el viento, y que enviarán de vuelta al ejército de la rosa roja, hacia el sur.

Independientemente de cuál sea el resultado del referéndum de hoy, en el rugby la división entre ingleses y escoceses será más clara que nunca, y apenas veremos pancartas que digan "Mejor juntos" en Murrayfield. Si bien el nivel técnico de los dos equipos siempre ha sido desigual -a favor de los maestros ingleses-, el afán de imponerse a los impopulares primos británicos que todo escocés lleva dentro, hace del partido de las 6 Naciones entre Escocia e Inglaterra uno de los más emocionantes que se celebran cada año. 

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