“Grexit, escape por los pelos. Hubiera sido un desastre y hubiera contagiado también a Italia y Francia”. Palabra del economista Nouriel Roubini, entrevistado por La Repubblica sobre el acuerdo alcanzado en las últimas horas entre Tsipras y los acreedores griegos. Según el economista estadounidense, un posible Grexit habría tenido, por tanto, consecuencias devastadoras, peores que las previstas.
Una salida griega habría significado el fin de la Eurozona, porque no es cierto que las medidas de salvaguardia implementadas desde 2012 hubieran evitado el contagio. Y habría significado -de nuevo según Roubini- consecuencias muy duras para algunos países como Italia (sobre los que se habría desatado una tormenta financiera sin prantecedentes) que se habría extendido también a Francia y a la propia Alemania. “Las consecuencias habrían sido no solo económicas, sino también geopolíticas.: Grecia habría terminado en la órbita de Rusia, en un momento de agresividad muy fuerte de Moscú. Y en una Europa partida, con Oriente Medio en llamas, se habrían acentuado problemas como la gestión de la inmigración”, argumenta el economista de origen iraní.
El ex primer ministro tiene una opinión diferente Romano Prodi quien en un extenso editorial de Il Messaggero ofrece su análisis del acuerdo griego. “Como era de esperar, el acuerdo ha llegado -comienza el ex primer ministro- hemos evitado lo peor, pero no lo malo, porque este es un mal acuerdo para Grecia y una mala señal para Europa”. Según Prodi Grecia aceptó un 'mal trato', pero sobre todo perdió Syriza, que tras la victoria del referéndum tuvo que dar marcha atrás en todo y aceptar reformas que van en contra de todas las promesas hechas a los ciudadanos. Pero ante una derrota de Syriza y de toda Grecia, Prodi subraya, por otro lado, la derrota aún más dura de Europa.
“Grecia ha perdido – escribe Prodi – pero Europa ha perdido aún más. Ha perdido el alma e hipotecado su futuro. Sobre todo, el ex primer ministro critica la gestión del asunto griego, que quedó prácticamente en manos de decisiones alemanas, “el contenido del acuerdo está totalmente en línea con lo que siempre ha pedido el gobierno alemán”. Y concluye: "Respiremos porque de momento el euro está a salvo, pero seamos conscientes de que si seguimos así acabaremos mal".
