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Roma, Raggi de sòle para las elecciones de octubre

Ante la urgencia de indicaciones claras sobre las vacunas y los Pases Verdes, el alcalde de Roma juega inteligentemente adoptando una línea de fondo desconcertante: Ni sí ni no, pero Nì vax. Y en el Corriere della Sera el crítico de televisión Aldo Grasso la golpea con un chiste de nocaut

Roma, Raggi de sòle para las elecciones de octubre

“La capital se está hundiendo en la basura, ahora es un zoológico a cielo abierto, los buses arden, los hoyos parecen piscinas, las plantas se tragan las ruinas y Raggi, todavía indeciso si estar a favor o en contra de las vacunas (Ni vax ), se exalta por diez bicicletas de pedaleo asistido”, las compradas por la policía local que la alcaldesa presentó con énfasis digno de mejor causa en su desconcertante campaña electoral para las elecciones administrativas de octubre. El retrato de Roma y del alcalde saliente que Aldo Grasso, el célebre crítico de televisión del Corriere della Sera, ofreció ayer a los lectores en su columna dominical "Pabellón de Italia" no podía ser más sabroso que éste. Columna que desde el mismo título hunde sin remisión al primer ciudadano de la Capital: “Rayos para bicicletas, son tiempos de rebajas”.

Ante el derrumbe de su administración, el pudor debió aconsejar a Raggi que se disculpara con la ciudadanía y renunciara nuevamente a postularse para el cargo. Al contrario, el alcalde saliente quiere recoger otras meteduras de pata y patrañas miserables y, más allá de la de las bicicletas, la ambigüedad con la que descartó en la tele la otra noche el dilema de la vacunación me pareció más que tolerable. ¿Vacunarse o no, Green Pass o no? Con una falta de escrúpulos y una ligereza insoportable, Raggi decidió no disgustar a nadie ciñéndose a una frase que no podía ser más escueta que esa: "No tengo ganas de decir si estoy a favor o en contra ( vacunas y pases verdes), creo que son cuestiones que deben decidir los médicos". En definitiva, ni sí ni no sino Ni Vax. Posición muy cuestionable en sí misma ante la persistencia del virus, pero literalmente insostenible para quienes tienen cargos públicos e institucionales como la alcaldía de una gran ciudad.

Ante estas emocionantes actuaciones, Aldo Grasso se divierte cerrando su columna con un fulminante sarcasmo: "De los rayos del sol a los rayos del sol", como dicen en Roma de una estafa y nunca tiene una definición que realmente parecía. más apropiado.

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