“Debemos trabajar en el desarrollo de nuestro país con calma, con dignidad, sin aislarlo del resto del mundo, sin romper los lazos con nuestros socios, pero sin permitir que la gente se comporte con desdén hacia nosotros”. El presidente ruso Vladimir Putin dijo esto en Yalta en la península ucraniana de Crimea anexada en marzo.
Las palabras del número uno del Kremlin suenan como un llamamiento a la distensión con Occidente en un momento en que las relaciones internacionales atraviesan la fase más difícil desde el final de la guerra fría. Los mercados bursátiles se apreciaron, convirtiéndose en territorio positivo (incluyendo Piazza Affari).