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Prometeia: la industria italiana está cambiando, pero se necesitan inversiones

DEL ATLAS DE PROMETEIA – A pesar de la vaguedad y las dificultades del escenario económico, la imagen no es la de un tejido productivo rendido, sino orientado hacia una profunda reorganización.

Prometeia: la industria italiana está cambiando, pero se necesitan inversiones

La imagen actual de la fabricación italiana muestra un tejido productivo en busca de una fuerte transformación para estar preparados para nuevos retos en un escenario cada vez más competitivo. Los análisis sobre los datos de las empresas muestran cómo la severa selección de los últimos años y la reciente intensificación de las operaciones de M&A han devuelto un tejido productivo más magro pero también más saludable, con mejores cuentas en la mayoría de los sectores. 

En 2015, la facturación siguió aumentando de forma generalizada y sin sobresaltos significativos para empresas de todas las clases de tamaño (la dispersión de los resultados en términos de crecimiento se mantuvo en niveles inferiores al nivel previo a la crisis).

En casi todas las agrupaciones por sector y tamaño, ha mejorado la capacidad de generar recursos financieros y ha disminuido la proporción de empresas con flujos de caja negativos, es decir, operadores que podrían tener más riesgo de insolvencia en el futuro.

En cuanto a la rentabilidad, el contexto general favorable en términos de crecimiento y márgenes (recuperación de estos últimos favorecida por una presión limitada sobre los costos de los insumos) permitió continuar con la tendencia de mejora en el ROI (Return on Investment). En este frente, sin embargo, la dispersión de los resultados ha seguido aumentando en todas las clases de tamaño (confirmando una tendencia que se viene produciendo desde 2011), evidencia de que la recuperación del tejido productivo aún no se ha completado.

En este marco de transformación virtuosa, sin embargo, subsiste un punto débil crucial: a pesar de la mejora financiera generalizada, las incertidumbres sobre el futuro -en términos de perspectivas de demanda, pero también de trayectorias tecnológicas estratégicas, un elemento en evolución cada vez más rápida- han mantenido la inversión empresarial. En 2015 se observó un aumento limitado de las inversiones, y solo para las medianas empresas, frente a una estabilidad sustancial -en los niveles bajos de los últimos años- para las demás clases de tamaño.

Sin embargo, el proceso de mejora de las cuentas en curso corre el riesgo de verse interrumpido por la ralentización de la facturación observada en 2016. Una menor aportación de la demanda interna (en ralentización desde primavera, ante un clima de creciente incertidumbre), pero, sobre todo, una La tendencia de las exportaciones revisada a la baja en casi 2 puntos porcentuales con respecto a la previsión de mayo (a pesar de la estabilidad de las cuotas de mercado italianas en la primera parte del año y las expectativas de mejora del comercio internacional en la segunda mitad) llevó a una revisión a la baja de previsiones para todo el año.

En 2016, el crecimiento de la facturación de la industria manufacturera italiana se detendrá en el 1,2% (a precios constantes), 7 mil millones de euros menos que lo previsto en el Informe ASI de mayo.

En el bienio 2017-18, la demanda interna aún soportará una modesta aceleración de la actividad manufacturera, estimada en una tasa promedio anual de 1,5% (a precios constantes), debido a una contribución neta sustancialmente nula del canal externo. El crecimiento esperado de la demanda interna será, de hecho, más sostenido en aquellos sectores en los que la base productiva italiana lucha desde hace años para satisfacer el mercado, debido a una combinación de causas, desde la erosión del tejido productivo hasta la falta de competitividad en las comparaciones de la oferta de productores extranjeros. Se confirmará, por tanto, la elevada elasticidad de las importaciones a la dinámica del mercado nacional, lo que hará que el saldo con el exterior se mantenga estable en el nivel de 2016, en torno a los 80 millones de euros.

Para que las perspectivas de éxito de la fabricación italiana mejoren significativamente, frente a un escenario poco dinámico, es necesario que las empresas inviertan el rumbo de las inversiones. La evidencia de que los (pocos) sectores que volvieron a invertir el año pasado -Automoción, Electrónica, Ingeniería Eléctrica, Mueble- se han visto recompensados ​​con una mejora de los resultados es un estímulo en esta dirección.

En 2015, muchas empresas no invirtieron, a pesar de tener los recursos. Sin embargo, la acumulación de liquidez y activos financieros que pueden ser rápidamente desinvertidos indica que, si (al menos algunas) de las incertidumbres que pesan sobre el escenario se redujeran, las propias empresas tendrían los medios para hacerlo, incluso en el corto plazo.

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