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Prometeia: economía italiana en lenta recuperación

Prometeia presentó hoy en Bolonia su Informe de previsión (julio de 2014) sobre las perspectivas a corto y medio plazo de la economía internacional e italiana: el PIB en 2014 se prevé en +0,3% y el desempleo en un nivel récord, pero la oferta de trabajo.

Prometeia: economía italiana en lenta recuperación

Despacio, pero hacia adelante. La economía italiana ha dejado de hundirse, pero la recuperación es lenta y frenada por el peso de la deuda pública (ya sea de familias, empresas, bancos o sector público) y por la necesidad de recapitalizar el sistema bancario. Desde hace tres trimestres, el crecimiento del PIB fluctúa en torno a cero, en una alternancia del +/- 0.1% que media entre sectores ya en clara recuperación y otros aún en recesión, con una difusión sectorial de la recuperación que lucha por profundizar. Prometeia espera que, incluso en los próximos tres años, las condiciones previas para la reducción del peso de la deuda pública en el PIB sigan siendo difíciles, independientemente de las políticas presupuestarias.

El crecimiento del PIB nominal, en torno al 2.6 % de media anual entre 2014 y 2017, decididamente inferior al rendimiento nominal de los bonos del Estado a largo plazo (3.8 % si atendemos al coste medio de la deuda pública dados los supuestos de el diferencial contenido en la previsión), supondrá un superávit presupuestario primario de al menos el 1.2% del PIB para evitar que aumente la relación deuda pública/PIB, superior al 1.2 si se quiere reducir esta relación. Prometeia prevé que el incremento del PIB este año se detenga en el 0.3% para luego ascender al 1.2% en 2015 no solo por el efecto del dato histórico peor de lo esperado, sino también por la fortaleza del ciclo internacional cuyo impulso es inferior a las expectativas y la fortaleza del euro que persiste a pesar de la mayor relajación de la política monetaria.

En este contexto, las decisiones adoptadas por el Consejo de Gobierno del BCE el pasado 5 de junio pueden suponer un paso decisivo en apoyo de la recuperación. Desde septiembre próximo hasta septiembre de 2016, prevén el desembolso de liquidez a los bancos por un monto equivalente al triple del monto de los préstamos realizados. Liquidez que debería permitir a los bancos italianos no solo reiniciar, ya en el último trimestre de este año, el canal de crédito a la economía al reducir el costo de financiamiento, sino también mantener o incluso expandir su propia cartera de valores del público italiano. deuda, permitiendo una gestión más fácil de la misma y validando una disminución de los diferenciales de los bonos alemanes. Más crédito bancario ofrecido a tasas más bajas, un diferencial soberano más bajo y, por lo tanto, una prima de riesgo país más baja para todos los emisores italianos y de la que también se beneficiarían las empresas.

Con la ayuda del segundo modelo trimestral de la economía italiana, Prometeia estima que los efectos positivos se manifestarán sobre todo en las inversiones de capital y sobre todo durante 2, efectos cuantificables, en suma síntesis, en alrededor de dos décimas del PIB. La baja inflación que está caracterizando esta fase del lento inicio de la recuperación no ayuda. Si, a pesar de todo, la paulatina recuperación del comercio exterior seguirá siendo uno de los motores de la recuperación, cabe recordar que el gran avance de nuestras empresas en los mercados exteriores no ha llenado los vacíos en la capacidad de captación de la demanda exterior. . Nuestra competitividad de precios no se ha recuperado de las enormes pérdidas acumuladas en la década de 2015 y hacerlo cuando la inflación es cercana a cero y es muy baja en toda Europa se vuelve casi imposible, si no arriesgarse a la deflación, incluso si en los últimos meses parece haber dejado de esperar. una reducción generalizada de los precios.

En resumen, una recuperación que ha arrancado tímidamente pero que necesita apoyos para consolidarse, apoyos que la política monetaria se ha preparado para dar y que la política fiscal deberá intentar aprovechar al máximo todos los espacios y herramientas posibles. Un apoyo que debe apuntar a impulsar solo los componentes de la demanda sobre los que podamos apalancarnos y que identifiquen un modelo de desarrollo totalmente diferente al insatisfactorio que caracterizó los años previos a la crisis: menos inversión en construcción y consumo público, más apoyo al consumo de los hogares , inversión en bienes de equipo (y alto contenido tecnológico), exportaciones.

La ocupación. ¿Hay señales inciertas de un ajuste en el mercado laboral? Incluso el mercado laboral comparte la incertidumbre que caracteriza esta fase cíclica, en la que las señales positivas y negativas se entrelazan para perfilar una situación de difícil interpretación. En el primer trimestre, el empleo todavía estaba por debajo del año anterior en un -1.2 por ciento en términos de unidades estándar, en un -1 por ciento en términos de puestos de trabajo. El aumento simultáneo de la oferta laboral (+0.2 por ciento respecto al año anterior) llevó la tasa de desempleo al 12.7 por ciento. Los primeros datos provisionales sobre los meses de primavera no disipan la incertidumbre: tras una caída del empleo del 0.4 por ciento en abril, se produce un aumento (0.2 por ciento) en mayo; la tasa de desempleo primero cayó al 12.5 por ciento antes de volver al 12.6 por ciento. Aunque los datos mensuales de las encuestas de población activa son muy volátiles y están sujetos a amplias revisiones, estas oscilaciones indican la ausencia de una dirección clara en las tendencias del empleo.

Incertidumbre que también se desprende de los datos de recurso al Fondo de Cesantía, creciendo en los primeros meses del año en los componentes extraordinarios y, por excepción, decreciendo en la gestión ordinaria. Datos que pueden leerse como la expresión de una fase de ajuste cíclico que reduce la demanda de nuevas intervenciones pero que no frena el proceso de cierre y reducción de empresas, la "cola envenenada" de la crisis. En cualquier caso, una lenta recuperación en 2014. La lentitud con la que se está iniciando este ciclo de recuperación tras la Gran Recesión permitirá como máximo frenar la caída del empleo a partir de la segunda mitad del año, pero no permitirá una reabsorción de desempleo a corto plazo. Por el contrario, el aumento simultáneo de la participación que siempre acompaña a las fases de reactivación cíclica, ya que en él reaparecen quienes, desalentados, se habían retirado del mercado laboral, podría provocar un nuevo aumento de la tasa de paro, que se aproximaría al 3 por ciento, un récord histórico.

Las intervenciones regulatorias podrían favorecer una mayor reactividad cíclica del empleo... En este momento de reactivación, las empresas se verán favorecidas por las medidas legislativas recientemente puestas en marcha (Decreto Laboral N° 34/2014) que, al permitir un uso más flexible de los contratos de duración determinada contratos y de aprendizajes, podría aumentar la capacidad de respuesta cíclica del empleo en los próximos meses, contribuyendo a mitigar los efectos negativos de la incertidumbre que está caracterizando este punto de inflexión y que hace que las empresas sean muy cautelosas en la contratación.

Sin embargo, aún no está claro cómo evolucionará la discusión sobre el proyecto de ley habilitante, que debería concretar la implementación de la llamada Ley de Empleo, un proyecto ambicioso para el rediseño de las redes de protección social, los servicios de empleo y las políticas activas, la reorganización de las relaciones laborales y medidas de apoyo a la maternidad y la conciliación. En cualquier caso, frente a los casi 2 millones de unidades de trabajo (1 millón de puestos de trabajo) perdidas desde 2007, mucho menos de la mitad de ellas podrán recuperarse en los próximos tres años, por lo que el paro bajará desde los más de 3 actuales. millones 200 a 2 millones 900 mil al cierre de 2017, el 11.4 por ciento de la plantilla. Prácticamente sólo podrá aumentar el empleo el sector privado de servicios, el único que al final del horizonte de previsión tendrá más empleados que en 2007. Para el resto de sectores el balance será negativo, especialmente pesado para el sector industrial, que habrán perdido unas 800 unidades de obra, pero también para la construcción (-400) y la Administración Pública (-300) las pérdidas seguirán siendo enormes.

Intereses pasivos. Según estimaciones de Prometeia, en 2014 los gastos por intereses seguirán disminuyendo incluso en niveles absolutos y se mantendrán sustancialmente constantes en 2015, en consonancia con una reducción en el costo promedio de la deuda del 4.1 por ciento en 2013 al 3.8 por ciento en 2015. En términos de PIB, el gasto por intereses bajaría del 5.3 al 5.1 por ciento en los mismos años.

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