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Pensiones: en Italia una asignación familiar y promesas electorales cuestan 20 mil millones

INFORME DEL ITINERARIO DE LA SEGURIDAD SOCIAL – En 2016, Italia gastó más del 57% de los ingresos en seguridad social, asistencia y atención médica: un valor superior al de Suecia, la patria del Bienestar – La incidencia en comparación con el PIB es una de las más altas en Europa – Sin embargo, las pensiones y la asistencia no están al mismo nivel.

Pensiones: en Italia una asignación familiar y promesas electorales cuestan 20 mil millones

El gasto en pensiones de Italia está bajo control, mientras que el de asistencia es difícilmente sostenible, debido a un estado de bienestar generoso pero vulnerable. En particular, los puntos débiles del sistema italiano son dos: la falta de seguimiento del gasto social y la financiación insuficiente debido a la alta evasión fiscal y de la seguridad social. No sólo eso: a estas alturas, sumando los cheques de seguridad social y asistencia social, la relación entre el número de servicios pagados y la población llega a 2,638, prácticamente uno por familia. Así se desprende del quinto informe del centro de estudios Itinerarios de la Seguridad Social presentado este miércoles a la Cámara.

“En medio de una campaña electoral en la que las promesas y proclamas se centran en el tema de las pensiones y las asistencias –explica Alberto Brambilla, presidente de Itinerari Previdenziali– se vuelve más imprescindible que nunca esclarecer gracias a los números. Cifras que en primer lugar ponen de manifiesto cómo, más allá de la opinión común avalada por los datos del Istat, la dinámica del gasto en pensiones está absolutamente controlada”.

GASTO EN PENSIONES

En 2016, el gasto por pensiones relativo a todas las gestiones, neto de la cuota Gias (es decir, gestión por intervenciones asistenciales), alcanzó los 218,504 millones de euros, mientras que los ingresos por cotizaciones ascendieron a 196,522 millones, para un saldo negativo de 21,981 millones. Para pesar en el déficit, en particular, la gestión de los funcionarios, que muestra un pasivo de 29,34 mil millones, parcialmente compensado por los activos de 2,22 mil millones del fondo de pensiones de los empleados, el mayor fondo italiano, y por 6,6, XNUMX de la gestión de para-subordinados.

En comparación con 2015, sin embargo, las cotizaciones pagadas aumentaron un 2,71%, reduciendo así en 4,56 millones el saldo negativo de más de 26 millones registrado en 2015. La reducción del número de pensionistas continuó en 2016, alcanzando 16.064.508 unidades, marcando el punto más bajo después del pico de 2008. En cambio, la relación entre ocupados y jubilados alcanza el nivel más alto de la historia, una cifra fundamental para el mantenimiento de un sistema de pensiones de reparto como el italiano.

GASTO DE ASISTENCIA

De nuevo con referencia a 2016, en Italia se pagan 4,1 millones de prestaciones íntegramente asistenciales (invalidez civil, acompañamiento, guerra) y otros 5,3 millones de pensiones que se benefician, en una o varias partes, de prestaciones asistenciales (primas sociales, complementos al mínimo, importes adicionales). El conjunto de servicios involucró a 4.104.413 sujetos, por un coste total anual de más de 21 millones de euros (+502 millones y +2,41% respecto a 2015). Sin embargo, para estas prestaciones, recuerda el informe de Itinerari previdenziali, de hecho no se han pagado cotizaciones o, como mucho, cotizaciones modestas y desde hace algunos años.

“SEPARAR LOS DOS TIPOS DE GASTO”

“Desde esta perspectiva – comenta Brambilla – separar el gasto en seguridad social del gasto en bienestar es un ejercicio necesario en varios frentes. En primer lugar, es una operación útil a nivel contable, porque permite tener claridad sobre gastos muy diferentes entre sí en cuanto a finalidades y modalidades de financiación, pero que con demasiada frecuencia se comunican de forma indebida, como si fueran equiparables a entre sí, incluso a organismos e instituciones internacionales, lo que se traduce en continuos llamados a la reforma de las pensiones. Se trata entonces evidentemente de un ejercicio de equidad entre los que han cotizado y los que no: de hecho, no debemos olvidar que nuestro modelo de bienestar prevé un impuesto específico, las cotizaciones sociales, para financiar las pensiones, mientras que las asistencias se financian con la tributación general. ”.

“LAS PROMESAS DE LAS PARTES CUESTAN 20 MIL MILLONES”

En cuanto a medidas propuestas por los partidos durante la campaña electoral (renta de integración, renta básica, renta de la dignidad), según Brambilla “sus costes van desde los 7 mil millones en el trienio hasta los 20 mil millones estructurales al año para las soluciones más extremas. Pero, ¿cómo garantizar una cobertura adecuada? Estamos hablando de cifras realmente difíciles de entender a la luz de lo que ya gastamos en prestaciones de protección social. Para 2016, de 830 mil millones de gasto público total, gastamos 452 mil millones en salud, pensiones y asistencia, equivalente al 54,4% del total y de los cuales alrededor de 40 en deuda. Si calculamos este gasto sobre los ingresos, la incidencia aumenta al 57,32%. Un valor superior al alcanzado por Suecia, considerada la patria del bienestar”.

La incidencia respecto al PIB, considerando también otras funciones sociales y los costes de funcionamiento de las entidades que gestionan la asistencia social, alcanza el 29,26%, uno de los valores más altos de Europa.

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