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Pd y referéndum: DC y PCI no hicieron eso

El enfrentamiento dentro del Partido Demócrata sobre el referéndum está alcanzando niveles surrealistas entre los que anuncian el No después de haber votado Sí en el Parlamento y los que quieren organizar banquetes en el Día de la Unidad para anunciar el No - Pero en el PCI nadie hubiera soñado, con motivo del referéndum, organizar manifestaciones contra la República o contra el divorcio ya nadie en la DC se le habría ocurrido manifestarse contra el Concordato entre Estado e Iglesia – La libertad de disidencia no puede hundirse en el caos y existe una división inequívoca entre una fiesta y un bar deportivo.

Pd y referéndum: DC y PCI no hicieron eso

Incluso en política, la memoria histórica es siempre fundamental. Y bastaría con tener un poco para evitar los destaques y la deriva surrealista que la comparación, sobre todo dentro del Partido Demócrata, sobre el referéndum sobre reforma constitucional parece tardar un dia si y el otro tambien.

Ya es de por sí extravagante que, tras haber aprobado en el Parlamento la reforma constitucional del Senado, algunos exponentes de la minoría del Partido Demócrata inviertan su orientación y anuncien su No al referéndum a pesar de saber desde hace tiempo que la reforma iría acompañada del no una nueva ley electoral fantasma pero precisamente en el Italicum. No se trata de cuestionar los derechos de las minorías o casos de conciencia (pero ¿deberían llamarse así aunque estén organizados por grupos o subgrupos?) sino preguntarse si hay un código de coherencia y convivencia política y si no se debe disciplinar la disidencia antes de que se convierta en caos. Si uno ni siquiera comparte la madre de todas las reformas de Renzi y contrasta tan radicalmente incluso la piedra angular de la estrategia de la mayoría del Partido Demócrata, no está claro por qué permanece en ese partido.

Pero a decir verdad, las peticiones realizadas en pleno verano por la minoría del Pd para evitar que el Día de la Unidad sea una gran oportunidad popular para apoyar el Sí en el referéndum de otoño o las aún más atrevidas de organizar banquetes públicos para anunciar el No contra la línea, aprobado por abrumadora mayoría por el propio Pd.

Aquí no es tan importante decidir quién tiene razón y quién no en el fondo de los temas sino que es fundamental entender cuáles son las reglas del juego en el partido que tiene la responsabilidad de encabezar el gobierno del país. Es por esto que un poco de memoria histórica no vendría mal.

Que levante la mano si recuerda alguna manifestación propagandística en el antiguo PCI contra la República o, para volver a tiempos más recientes, contra la ley del divorcio o contra la escalera mecánica. Y lo plantean también quienes recuerdan algunas manifestaciones a favor del Pacto de Varsovia o en contra del Concordato entre Iglesia y Estado. Los más jóvenes no pueden recordarlos., pero ni los mayores las recuerdan. Por la sencilla razón de que manifestaciones de tan frontal disidencia hacia la línea oficial del partido no eran admitidas ni siquiera concebibles, salvo que terminaran en el '56 con la salida del PCI de los que negaban la URSS o como los "herejes" de la Manifiesto a finales de los años 60.

La política italiana siempre ha sido excéntrica, pero también hay un límite para las autolesiones. Y para el ridículo.

El pluralismo y la democracia interna, como sabemos, son el alma de una fuerza política pero, si uno decide libremente permanecer en un partido, junto a los derechos deben ir también los deberes de convivencia civil, leal y coherente. Las reglas no son opcionales y sin respeto a las reglas cualquier formación política termina en caos.

El punto crucial que el calor del verano parece hacer olvidar a muchos es que hay un mundo de diferencia entre una fiesta y un grupo de amigos en el bar. En el primer caso hay normas y estatutos que rigen los derechos y deberes de las mayorías y minorías y que deben impedir la prevaricación de unos pero también de los otros, en el segundo caso cada uno hace lo que le da la gana porque son simplemente una compañía de juerguistas. Tarde o temprano el Partido Demócrata también tendrá que decidir si quiere ser un partido en el que gobierne la mayoría y controle la minoría pero respetando las reglas comunes o quiere resignarse a convertirse en una especie de bar deportivo en el que todos gritan y nadie. decide

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