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Semana Santa, la Resurrección en el arte

La iconografía sobre el tema de la resurrección representa un tema que desde los orígenes medievales llega hasta el Renacimiento con el mismo significado. Será Giotto - en 1300 - pintar una de las primeras iconografías relativas a la Resurrección de Jesús.

Semana Santa, la Resurrección en el arte

Sin embargo, la Resurrección siempre resulta mucho menos habitual, frente al desarrollo de otros temas iconográficos religiosos en los que el aspecto humano entra con fuerza en los relatos sagrados: en los frescos, en las pinturas y también en los relieves que decoran los lunetos y portales. Esta menor presencia en la Obra de un artista hace que el tema se desarrolle de diferentes formas pero siempre ligado a un símbolo preciso, el estandarte.

El ejemplo más conocido y representativo se encuentra en la obra "Resurrección"  di Piero della francesca – fresco ejecutado entre alrededor de 1450 y 1463 y presente en el Museo de Sansepolcro.

La obra muestra a Cristo resucitado pintado de diferentes formas, entre las más emblemáticas se le representa de pie sobre un sarcófago sosteniendo un estandarte blanco y una cruz roja, símbolo de la Resurrección. Alrededor del sarcófago encontramos soldados, algunos de los cuales están dormidos y otros a punto de despertar. El tema es, pues, el del sueño y la vigilia, donde la parte inferior es la terrenal de los soldados y la parte superior en cambio pertenece a la divinidad, que siempre vela. Además, en la parte inferior hay un paisaje jaspeado con dos aspectos completamente opuestos, por un lado desnudo y rocoso, como para simbolizar la virtud, y por el otro, frondoso para simbolizar el pecado.

Pero como bien sabemos, el arte puede tener distintas expresiones, tanto por la creatividad del artista o por los deseos del cliente, como según el lugar donde se deba colocar la obra.

Solo piensa en el Políptico Averoldi - Pintado por Tiziano  para Altobello Averoldi (de ahí el nombre de la obra) y conservado en la Iglesia de Santi Nazaro e Celso de Brescia, donde aparece Cristo arriba, de hermosa figura, colocado en vuelo y portando el estandarte, casi como un manto ondeante. Tiziano parece querer medirse a sí mismo con una plasticidad tan cargada de recordar los modelos escultóricos del clasicismo griego. Pero triunfa el elemento unificador de la luz nocturna, que otorga a la imagen una importancia sorprendente.

También Tintoretto en su Resurrección muestra a Cristo ascendiendo al cielo en una infinita explosión de luz, mientras los ángeles se reúnen alrededor de la piedra del sepulcro.

Pero la obra, que en mi opinión merece un lugar de prestigio en la historia del arte, es la Resurrección de Cristo de Raffaello Sanzio, hacia 1501-1502 y conservado en el Museo de Arte de São Paulo, Brasil.

La pintura es sublime, celestial, con una ornamentación y una decoración particularmente graciosas, como otras obras suyas del período "Pinturicchio intermezzo", que marcó algunas obras como Solly Madonna. Aunque atribuible al trabajo de perugiano, Rafael superó con creces este modelo, situándolo todo en un paisaje vivo, cuidando el detalle con una precisión casi excesiva, mientras los vestidos aparecen compuestos, las figuras se vuelven plásticas como esculturas y a la vez ligeras, como los ángeles que, danzando en el aire anunciar la Resurrección.

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