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Nuclear: Los ayuntamientos obtienen 15 millones en indemnizaciones

Luz verde al pago de las compensaciones económicas previstas para 63 Municipios y 9 ex Provincias, todos interesados ​​en las áreas donde se ubican las centrales en desuso, tras la presión de la Anci. Un retraso de 4 años. Mientras tanto, continúa la búsqueda de posibles sitios aptos para el depósito nacional de residuos radiactivos. El 15 de julio se inició la consulta pública del Ministerio de Medio Ambiente sobre la evaluación del impacto ambiental

Nuclear: Los ayuntamientos obtienen 15 millones en indemnizaciones

Están en camino 15 millones de euros para 63 Municipios y 9 antiguas Provincias. Esta suma marca la satisfacción del presidente de Anci, Antonio Decaro. Dinero fresco, asignado por el gobierno para municipios y autoridades locales que albergan plantas de energía nuclear y sitios desmantelados. Un pequeño peón económico, en tiempos de escasez, en el largo juego de la energía nuclear italiana. Ya lidiando con el cierre de las plantas, el Estado otorga compensaciones económicas periódicas a los territorios afectados por un plan energético fallido.

En las últimas semanas, Anci ha trabajado duro para restaurar el mecanismo que beneficia los presupuestos de las autoridades locales. lo ganó Los fondos ahora están ahí y todos pueden respirar aliviados. Las cantidades están previstas por una ley de 2003 como compensación territorial de las plantas existentes hasta su desmantelamiento definitivo. Logramos obtener la distribución de las sumas -dijo De Caro- que se deben a quienes aceptan las viejas centrales nucleares. La implicación práctica de estas asignaciones radica en que representan la supervivencia, la posibilidad de pago de salarios y cuotas hipotecarias. Los ingresos se colocan en el presupuesto, sólo para recibirlos materialmente. El Cipe los aprueba, pero se requiere el visto bueno de la Conferencia Estado-Regiones, que llegó el otro día. Cuatro años de retraso.

La historia de la energía nuclear italiana es larga y sufre aceleraciones y aplazamientos. Desde hace un tiempo, el desmantelamiento acompaña un delicado camino de "liberación" de una fuente de energía rechazada en 1987 en referéndum. Todo muy diferente de la "restricción" nuclear elegida por Francia, Bélgica, el Reino Unido, España, los Países Bajos. Lo bonito es que en esta disputa entre "liberación" y "constricción" nos hemos encontrado con la Europa de los 27, que extrae más del 10% de sus necesidades energéticas de los reactores nucleares. ¿Los municipios italianos en el futuro ya no querrán tener nada que ver con las antiguas plantas y con el Sogin que las gestiona? Demasiado pronto para saberlo. Mientras tanto, han creado coordinación y piden que los métodos de refrescos económicos se conviertan en una práctica constante.

En el marco general de la transición a nuevas fuentes, pues, continúa la búsqueda del depósito de residuos. La consulta pública sobre la Evaluación Ambiental Estratégica comenzó el 15 de julio. Durante dos meses está abierto a la aportación de todos. Cualquiera puede decir cómo y dónde ir para sellar el combustible radiactivo gastado escribiéndolo en el portal del Ministerio de Medio Ambiente. Las autoridades locales están a la espera de conocer el Mapa de zonas aptas recibir los residuos que ha prometido el ministro Carlo Calenda, en el Parlamento, a finales de año. Los municipios son sensibles pero también saben que del lugar elegido se derivarán beneficios económicos y laborales. Por lo tanto, es necesario mantener el ritmo para no dar siquiera a la Comisión Europea la posibilidad de dictar sanciones por el incumplimiento de la directiva 2011/70/Euratom a la que se refiere un decreto ley de 2014.

Los ambientalistas y los comités territoriales mantienen alta la atención sobre los residuos. Los hay en Latina, Caorso, Trino Vercellese y Garigliano. Aquí se reunió la semana pasada la mesa de transparencia sobre el desmantelamiento, promovida por la Región de Campania y Sogin. Los trabajos de desmantelamiento han comenzado y continuarán hasta 2026. Todo se desarrolla con seguridad, sin temor para las poblaciones que ahora participan en las actuaciones operativas. Para septiembre también se esperan los resultados de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA), que el mes pasado verificó el programa de cierre del ciclo nuclear italiano. Juntando los distintos temas, ¿será 2017 un buen año para componer el mosaico de una opción energética rechazada por los italianos? Han pasado treinta años y no faltan las opiniones favorables al cambio climático y las oleadas de CO2.

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