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Melani: una nueva capacidad de gasto de la Eurozona es posible

¿En qué sectores invertir la economía y, sobre todo, qué capacidad de gasto poner para relanzar la economía en la unión monetaria? He aquí algunas propuestas y la invitación a utilizar la cooperación reforzada y estructurada ya prevista por el Tratado de Lisboa.

Melani: una nueva capacidad de gasto de la Eurozona es posible

El debate que se ha desarrollado en las últimas semanas a la luz de los distintos retos a los que se enfrenta la Unión Europea y de las distintas propuestas planteadas a varios niveles, incluidas las contenidas en el documento del MEF de los últimos días, plantea la cuestión de la oportunidad tanto en la Eurozona una capacidad de gasto de las instituciones en relación a una serie de cuestiones para las que la gestión del nivel nacional es insuficiente o en todo caso está condicionada por problemas correlacionados sobre todo con el monto de las deudas soberanas de los estados miembros individuales.

 Estos problemas se refieren a:

 – la puesta en marcha de un programa de inversión pública en infraestructuras y para la innovación, que supere los niveles totalmente insuficientes del plan Juncker, capaz de contribuir a incrementar la demanda agregada con el consiguiente spin-off de la inversión privada y al mismo tiempo estimular y facilitar el mejor funcionamiento y eficacia de los factores de oferta;

 – apoyo a una política industrial basada en la innovación que también sea coherente con los compromisos asumidos en el contexto de la COP 21 sobre la economía verde y la lucha contra el cambio climático;

 – el establecimiento de un seguro de desempleo europeo;

 – participación en un sistema de garantía dentro de la unión bancaria que vaya más allá o complemente el “bail in”;

 – la contribución en términos financieros a la gestión de los flujos migratorios y las fronteras exteriores;

 – la contribución a una parte de los gastos de seguridad y defensa, con vistas a procesos progresivos de "puesta en común y reparto" de activos, capacidades y la base industrial relacionada, tal como se afirma repetidamente en varias conclusiones del Consejo Europeo, así como a aquellos para los costes comunes de las operaciones militares y civiles de gestión de crisis.

 Esta lista no es exhaustiva, podría integrarse o reducirse según los deseos de los estados involucrados y es probable que sus áreas territoriales en relación con las cuestiones migratorias y de seguridad y defensa sean diferentes (pero previsiblemente no mucho) a las de la Eurozona. . Y es evidente que implica una capacidad de gasto, y por tanto un presupuesto específico de la Eurozona, separada de la de la Unión (igual al 1% del PIB de la UE) y paralela a ella. Su gestión política debería estar encomendada a un organismo específico: el "Tesoro Común de la Eurozona" propuesto por los gobernadores de los bancos centrales de Francia y Alemania (o un "Ministro de Hacienda" como ha entrado el concepto en el lenguaje actual), independientemente de esta la Sede da una valoración de sus otras posibles facultades de coordinación y supervisión de los presupuestos nacionales. Y ello en un contexto de reparto de soberanía respecto de las competencias específicas identificadas y de control parlamentario y codecisión en el seno del Parlamento Europeo pero con una especialización y participación diferenciada respecto de las competencias referidas a la Europa de los 28. Este presupuesto debería ser también capaz de garantizar bonos europeos para la financiación de iniciativas en los sectores considerados.

  En relación a las habilidades, esta capacidad de gasto podría ser unos puntos del PIB de la Eurozona. En la época del gobierno de Letta, el ministro Bonino había propuesto hasta el 5%, cuando el presidente Hollande también proponía la creación de una capacidad similar. Debería reconocerse de manera realista que, al menos en esta etapa, este es un objetivo extremadamente ambicioso, pero podría identificarse un objetivo intermedio. Para este presupuesto sería necesario hacer uso de recursos propios, según las modalidades en las que trabaja el grupo especial de alto nivel encabezado por el presidente Monti. Por ejemplo, se podría recurrir a parte de la tributación propuesta de las multinacionales de las TIC en el contexto de una nivelación al menos parcial de la tributación sobre la renta de las empresas entre los países de la Eurozona. Ciertamente no es una tarea fácil, pero se debe poner en marcha una iniciativa política robusta al respecto, construyendo bien las alianzas necesarias y aprovechando el “momentum” que con el impulso del presidente Obama ha surgido al respecto en el G7 y en el G20. en materia de elusión y evasión fiscal a nivel internacional y que debe consolidarse. En este sentido, mucho dependerá naturalmente del resultado de las próximas elecciones estadounidenses.

 Para conseguir lo anterior, que con una capacidad específica respecto a determinados tipos de gasto en manos de una estructura común anularía sobre todo los riesgos de riesgo moral, podría utilizarse la cooperación reforzada y estructurada ya prevista por el Tratado de Lisboa, a la espera de las condiciones políticas para su revisión.

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