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Mediobanca: esto es lo que nos costaría el Fondo Europeo de Amortización

Una simulación de Mediobanca Securities prevé treinta años de rigor fiscal, en caso de que se decida constituir un "Fondo Europeo de Redención" al que se traspasarán las porciones de deuda europea que superen el umbral del 60%. Los costes para Italia: tres décadas de superávit primario al 4% y drásticos recortes de gastos.

Mediobanca: esto es lo que nos costaría el Fondo Europeo de Amortización

Una de las hipótesis que se debatirán en la decisiva cumbre europea de los días 28 y 29 de junio será la de poner en marcha un "fondo de redención” (Erf), a la que se deberá trasladar la parte de la deuda pública europea que supere el umbral del 60%.

¿Cuáles serían las consecuencias y cuáles las ventajas para Italia de tal escenario? El equipo londinense de Mediobanca Securities, dirigido por Antonio Guglielmi, intenta responder a la pregunta con una simulación basada en unos supuestos: un coste de refinanciación del Erf igual a 3,25% por año, una tasa de crecimiento real anual promedio del PIB en la eurozona de 1/1,5 puntos porcentuales, y una tasa de inflación no superior al 2%.

El Fondo, en el modelo elaborado, tendría, desde el momento de su constitución, una vida residual de 25/30 años, plazo suficiente para "canjear" las cuotas excedentes. Para Italia se trataría de conferir la mayor parte a 949 millones de euros: alrededor del 40% del total, que ascendería a 2300 billones si los países que ya están bajo la protección conjunta del FMI y la UE (Portugal, Irlanda, Grecia) fueran excluidos del Fondo.

Los beneficios serían sustanciales: por la parte transferida, el país obtendría ahorros en refinanciamiento de hasta 24 mil millones al año (1,5% del PIB). Lo disfrutaríamos más que España (0,3% del PIB) en virtud del menor peso de la cuota de Madrid, mientras que Alemania tendría que soportar un sobrecoste equivalente al 0,4% del producto.

Pero no es oro todo lo que reluce: los países adherentes estarían sujetos a una estricta condicionalidad: una parte de los ingresos tributarios debe tener por objeto reembolsar las acciones vencidas de las acciones transferidas, de manera de cancelar la carga total dentro de los plazos establecidos.

Los estados también deberían inmovilizar colateral como garantía del Erf, igual a por lo menos el 20% del monto transferido. La garantía se "desbloquearía" solo cuando se alcance la "expiación".

Mediobanca estima que, para Italia, durante los primeros años de actividad del Erf, aprox. El 8% de los ingresos tributarios deben estar sujetos al mecanismo de redención, pero el porcentaje disminuiría con el tiempo, cayendo a menos del 3% en la última década de vida del Fondo.

En términos de presupuesto, las restricciones en el gasto serían estrictas. Y los recortes draconianos: si el ERF hubiera entrado en vigor en 2011, Italia habría reducir el gasto hasta en 16 puntos porcentuales, mientras que requeriría un superávit primario igual - en promedio - al 4% anual, durante más de dos décadas, para redimir completamente la parte de uno.

Baste decir que, con los sacrificios realizados por los italianos en 2011, el superávit neto de intereses fue igual al 1% del PIB.

Por supuesto, esto sigue siendo una estimación, pero indicativo de los costos aproximados de tal estrategia. En el pasado, Italia ya ha demostrado que puede mantener superávits primarios durante períodos prolongados, pero bloquear el presupuesto durante casi tres décadas parece ser un gran desafío, también desde el punto de vista político.

Por otra parte, el Pacto Fiscal ya prevé la reducción de la cuota que supere el límite del 60%. Por tanto, al menos desde el punto de vista de la refinanciación, el Fondo de Amortización ahorraría una gran cantidad de intereses. También cabe señalar que la garantía del patrimonio público del Fondo por el 20 % de la participación transferida (en el caso italiano 190 millones euros) dejaría un amplio margen para colocar en el mercado una parte importante de los inmuebles de propiedad estatal.

Por ello, según Guglielmi, un plan de reducción drástica del stock de la deuda, que se llevará a cabo mediante disposiciones de los bienes públicos, podría apoyar al Erf, reduciendo año a año el rigor presupuestario, y los sacrificios para los contribuyentes.

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