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El Inter vuelve a ascender en Bérgamo, el Milan fracasa con el Empoli

EL MILÁN DE DOS CARAS - El Inter de Mancini conquistó Bérgamo y liquidó al Atalanta con un contundente 4-1 gracias sobre todo a los resucitados Guarin y Shaqiri - El Milan, en cambio, se desplomó y no pasó de un empate en San Siro (1- 1): Destro marca en la primera oportunidad pero ahora Inzaghi está en el banquillo y difícilmente podrá salvar el banquillo

El Inter vuelve a ascender en Bérgamo, el Milan fracasa con el Empoli

Inter ruge, Milan fracasa. El domingo para los milaneses fue decididamente diferente: espléndido para los nerazzurri, capaces de conquistar Bérgamo en un 4-1 y relanzarse en clave europea, triste para los rossoneri, que salieron bajo los silbatos de San Siro tras el escaso 1- 1 con Empoli. Roberto Mancini sonríe, cuyo trabajo por fin está dando los frutos ansiados, Filippo Inzaghi, ya principal acusado de la crisis de juego y resultados, parece resignado. “Estamos muy contentos, ganar en la cancha del Atalanta nunca es fácil – dijo el técnico nerazzurro. – Con el 1-1 nos costó un poco y no entiendo por qué, pero estoy satisfecho de cómo nos recuperamos después”. La victoria nerazzurri fue sobre todo suya: además de Palacio, de hecho, Shaqiri y Guarin sellaron la tarjeta de tiempo, hombres elegidos (el primero) y defendidos (el segundo) por él. 

“Lo raro fue que Fredy no se desempeñó de acuerdo a sus cualidades – pensó Mancio. – Siempre ha sido un gran centrocampista, ahora espero que por fin se haya estrenado”. El colombiano arrastró literalmente a sus compañeros con un espléndido doblete, quizás imprescindible para la continuación de la temporada. Primero fue Shaqiri quien destapó el impasse, además al cabo de apenas un minuto: falta de Bellini sobre Guarin, penalti y gol del suizo, eso sí con algunas preocupaciones. Pero el Atalanta ciertamente no se rindió y en el minuto 27 empató con Maxi Moralez, bueno coordinando y mandando el balón por encima de Handanovic.

Durante unos minutos el Inter repasó los fantasmas de las semanas anteriores, esos en los que bastaba un episodio para apagar la luz y hundirse en el abismo. Pero luego tomó la silla Guarín: primero un zurdazo desde el borde del área (37'), luego un derechazo bajo centro al inicio de la segunda parte (63'). Terrible doblete del colombiano, aunque el nocaut había llegado poco antes (53'), cuando Benalouane había sido expulsado por una acción contra el árbitro Banti. El gol de Palacio, por lo tanto, solo sirvió para el marcador, que vio al Inter obtener una victoria contundente y contundente, que lo devuelve a la zona europea.

En definitiva, todo lo contrario al Milan, cada vez más bajo tanto en resultados (solo una victoria en siete partidos de Liga en 2015) como en juego. La actuación de ayer fue bochornosa, tanto que Empoli acogió con pesar el empate, más una oportunidad perdida que un punto preciado. Bajo acusación, ahora más que nunca, está Inzaghi, que en la víspera había hablado de corazón y determinación y que en cambio presentó un equipo lento y vacío en el campo. “Estamos en un período así, tenemos muchas lesiones y nos pasa de todo, las justificaciones del entrenador. – Necesitamos trabajar en la cabeza, los jugadores necesitan volver a encontrar la convicción. Entiendo los abucheos de la afición, vienen de momentos complicados y luego no podemos encajar goles con la defensa alineada. Mantengamos este punto, terminamos el partido con nueve jugadores y podría haber sido peor". 

Para salvar, en la tarde de San Siro, sólo queda el primer gol rossoneri de Destro, capaz de marcar en la única ocasión que tuvo. El resto fue un partido doloroso, en el que el Empoli controló a su antojo, con la única culpa de no marcar lo suficiente. Los toscanos solo encontraron la red en el minuto 69 con Maccarone, libres para cabecear sin ser molestados y en la final podrían haber ganado. De hecho, el Milán, ya en apuros propios, primero se quedó en el 10 (expulsado Diego López), luego acabó igualado en el 9 (problema físico de Palletta tras concretar los cambios). “Hemos cambiado el sistema de juego en las últimas dos semanas, seguro que mejoraremos”, intentó explicar Inzaghi. Sin embargo, la sensación es que el grupo ya no cree en él, un poco como la afición y los clubes. La cuenta atrás en su banco va cada vez más rápido.

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