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Exalcalde Borghini: "Milán se levantará de nuevo, porque sabe cambiar"

ENTREVISTA A PIERO BORGHINI, EX ALCALDE DE MILÁN entre la Primera y la Segunda República - "A diferencia de Italia, Milán es reformista y es una mariposa: aprende sus lecciones y sabe mudar la piel, aunque ahora esté muy conmocionada" - El Crisis del modelo sanitario arranca antes de la pandemia: hay responsabilidades de la clase dirigente pero no todo debe tirarse por la borda - "Si cae Lombardía, cae Italia"

Exalcalde Borghini: "Milán se levantará de nuevo, porque sabe cambiar"

“Hay mucho que aprender de lo ocurrido en los últimos meses, pero no se debe tirar al bebé con el agua del baño. El Milan volverá a levantarse, porque sabe cambiar. A diferencia de Italia, Milán es reformista”. Las palabras expresadas en FIRSTonline por un personaje que la capital lombarda lo conoce bien: Piero Borghini, bresciano de nacimiento pero milanés de adopción (y hermano gemelo de Gianfranco, ex ministro de Industria del PCI en la época de Berlinguer), fue también su alcalde, durante dos años, en plena Tangentopoli. “Llegué a la alcaldía casi por casualidad –recuerda– ya las dos semanas detuvieron a Mario Chiesa. Pero incluso de esa herida, como de las del terrorismo y la crisis industrial de finales de los años 70, la ciudad pudo renacer, convirtiéndose en lo que es hoy”. Borghini, una larga militancia en el PCI antes de incorporarse al PSI justo cuando se convirtió en alcalde de Milán, recorre a corazón abierto el último medio siglo de historia de la que se ha definido como la capital moral del país y analiza la post-Covid reinicio: “Milán era feo porque era una oruga, ahora es una mariposa. Es una ciudad que aprende sus lecciones y sabe mudar su piel”.

Sin embargo, Milán y Lombardía no han salido muy bien parados en los últimos meses: ¿cómo se explica la debacle en la gestión de la emergencia sanitaria?

“Mientras tanto, para mí no fue una debacle. Ha llegado un impresionante tsunami, imprevisto y quizás impredecible. Pero yo diría que afortunadamente ha llegado a Lombardía, donde hay un sistema sanitario robusto, y no en otras Regiones”.

Sin embargo, es precisamente el modelo lombardo el que ha acabado en el ojo del huracán, desde la sanidad privada hasta RSA.

“El sistema ha mostrado grandes limitaciones, pero también resistencias. No tengo una visión tan negativa. Es cierto que muchas cosas no han funcionado y que habrá que cerciorarse las responsabilidades, asumiendo y no concediendo que todas son de carácter local. Por ejemplo, el Gobierno también está implicado en la falta de zona roja en la provincia de Bérgamo. Pero al final Lombardía aguantó, aunque es innegable que su clase dominante tiene la culpa: el alcalde Beppe Sala no pudo hacer más porque la sanidad no es su responsabilidad, mientras respeto a Attilio Fontana, pero se encontró ante algo más grande que a él. La crisis del modelo de salud parte del mandato anterior: fue Roberto Maroni quien cambió de rumbo, descuidando la red territorial básica”.

¿Qué opina de lo ocurrido en la RSA, en particular en el Pio Albergo Trivulzio, que volvió a los titulares después de haber estado bajo su mandato, en 1992?

“El Pio Albergo Trivulzio es una excelencia. Somos el único país del mundo donde existen acciones colectivas contra las instalaciones para personas mayores. El único país del mundo donde el poder judicial se ocupa de estas cosas. Digo que hay que determinar responsabilidades, pero sin buscar chivos expiatorios. No todo se desperdicia. El PAT fue retratado como un campo de concentración, pero lo que pasó allí pasó en estructuras de todo el mundo”.

Entonces, ¿cuál es la lección que se debe aprender?

“Necesitamos una gran reflexión, pero a nivel nacional. Necesitamos fortalecer los hospitales públicos y la presencia de médicos generales en la zona, a través de grandes inversiones públicas: también para eso digo que los fondos del Mes deben ser aceptados y utilizados. Con la conciencia, sin embargo, de que no todo es para tirarlo. Y luego déjame añadir una cosa".

De nada.

“En los últimos meses, la generación que vio renacer al Milán en las últimas décadas nos ha abandonado. Necesitamos hacer un monumento a todas las personas que nos han dejado y, en mi opinión, el mejor monumento sería un nuevo Servicio Nacional de Salud. En su memoria".

Hablando de inversiones públicas, ¿qué opina de los Estados Generales convocados por el Primer Ministro Giuseppe Conte?

“No cuento mucho con eso. Tendrían sentido si el Gobierno tuviera algo importante que comunicar. Pero de esta forma serán una pasarela”.

Volviendo a Milán: más allá de la asistencia sanitaria, ¿qué necesitará la ciudad para relanzarse?

“La ciudad está muy conmocionada. Cuando vuelas alto, las caídas duelen más. Recordemos que antes del Covid habíamos llegado al punto de que el Milán tenía una valoración diferente en los mercados, y evidentemente mejor, que la italiana. Amo a Milán porque lo he visto sufrir: fui alcalde durante Tangentopoli e incluso en esa ocasión supo reaccionar y renacer. En mi opinión, esta vez para salir de la crisis habrá que redimensionar las grandes inversiones inmobiliarias que han caracterizado los últimos años y centrarse más en la economía del conocimiento: hospitales, universidades, innovación”.

¿Lo primero que harías si fueras alcalde ahora?

“También se lo voy a hablar a Sala, a quien respeto: un gran plan para la escuela. Reconstruirlo desde cero costaría 100 millones, una inversión importante pero que yo consideraría una señal prioritaria para el futuro. Luego hablaría con la Región para la atención básica de la salud, y finalmente prepararía un programa de vivienda social, pero a nivel metropolitano, no de ciudad”.

Entonces, ¿usted es un defensor del Gran Milán?

"Absolutamente. Milán debe convertirse en una gran ciudad metropolitana, no solo en el papel sino precisamente en el nivel de gobierno. 1/5 del PIB nacional se produce en el área ampliada alrededor de Milán”.

¿No cree que la vocación internacional del Milán le hará más difícil salir de la crisis, que también está ligada a la recuperación de la economía mundial?

“El riesgo está ahí. Milán es abierta por vocación, tiene una larga tradición mercantil. Luego con el tiempo ha podido diversificarse, por ejemplo sobreviviendo a la crisis industrial y convirtiéndose en la capital del sector terciario. Se ha construido una gran reputación internacional y esto debe mantenerse absolutamente, incluso si creo que la globalización en sí necesita ser repensada un poco. Estamos pasando de una economía de mercado legítima a una sociedad de mercado, que en cambio es peligrosa: debemos entender que hay áreas sociales en las que el mercado no debería contar, como la educación y la salud”.

¿Qué piensa en lugar del sentimiento anti-milanesa y anti-lombardo que está surgiendo en el resto de Italia?

“La envidia es un sentimiento típico de los italianos. En algún lugar ha habido cierta complacencia con las desgracias de Milán, pero yo le digo a esta gente que espere y se ría de Lombardía: en primer lugar, porque Milán volverá a ser grande, y luego porque si Lombardía se hunde, Italia. Así que hay poco de qué alegrarse”.

El Milán ha pasado por varias fases y, como dices, muchas veces ha cambiado de cara. Hubo el boom económico, el "Milán para beber", la post-Tangentopoli y luego los años de la euforia de la Expo. En resumen, en su opinión, ¿cuál fue la época dorada de Milán?

“La posguerra, por dos motivos. Porque en esos años la ciudad se convirtió en una capital industrial y luego por la cultura de la hospitalidad. El modelo de apertura de Milán es un caso virtuoso insuperable hasta la fecha. Abrió sus puertas a decenas de miles de personas del resto de Italia, incluidos ellos. Recordemos que los carteles de "No alquilar a sureños" no eran cosas milanesas, pero si turinesas. Sin embargo, las etapas posteriores también fueron memorables. A mediados de la década de 70, la ciudad perdió 160.000 puestos de trabajo en la industria, pero no se lamentó. No se convirtió en el Manchester italiano, no se convirtió en un cementerio industrial. Reinició con ímpetu convirtiéndose en la capital del sector terciario avanzado. Hoy decimos "Milán para beber" para ser irónico, pero después de todo ese período fue heroico: también marcó el renacimiento de los años del terrorismo, desde Piazza Fontana. Los años 80 fueron un período de extraordinario compromiso político y social”.

Comentarios sobre:Exalcalde Borghini: "Milán se levantará de nuevo, porque sabe cambiar""

  1. SEGURO QUE ITALIA VOLVERÁ A LEVANTARSE, CON ASFALTO NUEVO, CEMENTO, CORRUPCIÓN, DESPERDICIO DE DINERO PÚBLICO, BANCOS, BOLSA DE VALORES Y PACAS DIVERSAS. Y COMO NO. LA ÚNICA FORMA DE SUBIR Y ELIMINAR CATEGORUIE DE PARÁSITOS QUE INFESTAN.

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