Chubascos tibios y gélidos se alternan en las previsiones económicas para este verano boloñés. Mientras que a nivel nacional Prometeia mira al futuro con cauteloso optimismo, en Emilia-Romaña el panorama trazado junto a Unioncamere parece verdaderamente negro.
“En 2013 se acentúa la recesión en Emilia-Romagna (-1,1 por ciento) – dice una nota – el consumo y las inversiones están a la baja. El desempleo subirá al 7,7 por ciento”. El escenario empeora, en comparación con lo que se suponía anteriormente. “Se acentúa la contracción del PIB previsto para 2013, al pasar del -0,5% al -1,1%. La recuperación llegará recién en 2014 y su amplitud disminuirá del 1,6% al 1,0%.
El PIB caerá por debajo de los niveles mínimos alcanzados en el punto álgido de la crisis en 2009. Para el año en curso, el consumoi volverá a caer más que el PIB (-2,2 por ciento), la reducción de las inversiones será del 4,7 por ciento. Las exportaciones, punto fuerte de la región, crecerán, pero un 2,8%, mejor que la media nacional, pero seguirán afectadas por la recesión en los países de la UE. “La previsión – escribe Unioncamare – se basa en un cuadro de crecimiento lento, pero de relativo empobrecimiento para todos los países de la Unión Monetaria Europea, tendencias que se acentúan en el caso de Italia”.
En 2013 la industria sigue sufriendo con una caída del valor añadido del 1,8 por ciento. La construcción cae (-3,1 por ciento), mientras que los servicios sufren un poco menos (-0,4 por ciento). Inevitablemente, los datos de empleo tampoco son brillantes: entre 2012 y 2014. La tasa de actividad baja del 47,8 al 47,1 por ciento. El número de personas ocupadas cayó un 0,7 por ciento en 2013. La tasa de desempleo alcanzará el 7,7 por ciento a finales de año.
