La solución a la crisis de la deuda pasa por Bratislava. La ratificación del fondo de rescate creado por los miembros de la Eurozona para garantizar la estabilidad de los mercados financieros será discutida hoy por el parlamento eslovaco. El fondo, que solo podrá ponerse en marcha después de la ratificación de los 17 países que han adoptado el euro, ya ha sido aceptado por 15 de ellos. A pesar de la consecución de compromisos difíciles y no exentos de tensión en Alemania y Holanda, al final prevaleció el sentido de la responsabilidad.
El mecanismo europeo corre el riesgo de interferir con las posiciones extremistas del partido mayoritario "Libertad y Solidaridad", que no estaría dispuesto a abrir un diálogo. La premier, Iveta Radicova, ha amenazado con su dimisión y ha propuesto un voto de confianza (en caso de derrota del Gobierno, la constitución eslovaca no prevé su caída sino una segunda oportunidad).El diálogo será estrecho hasta el último momentos Incluso la oposición, que cuestiona la representatividad del gobierno, liderada por un partido que no goza de una mayoría relativa, parece haber rechazado las propuestas de Radicova, pidiendo elecciones anticipadas a cambio de algún apoyo. Un punto muerto que mantiene ansiosos a los mercados y que corre el riesgo de sembrar el pánico en caso de rechazo.
Sin entrar en el fondo de la situación política eslovaca, el caso nos hace reflexionar sobre lo enrevesados y engorrosos que siguen siendo los procesos europeos de toma de decisiones, anclados a las normas del derecho internacional y no a la importancia político-económica de las decisiones que se toman. . Estos mismos mecanismos, que toman decisiones generales ligadas a hechos de oportunismo político local, han impedido que hoy esté en vigor la Constitución Europea, que sin duda hubiera proporcionado herramientas más eficaces para afrontar la crisis actual.
