La reestructuración de la deuda soberana griega es la mayor de la historia y la primera en más de 50 años de un país occidental: el canje de los 206 millones de bonos griegos en manos privadas tiene un tamaño equivalente a cinco veces el default argentino. Atenas reduce a la mitad sus deudas y obtiene nuevas ayudas europeas, pero los particulares tienen que ceder más del 50% del valor de los bonos. E Italia tiene que pagar una factura de 31 mil millones.
"El default “ordenado” de Grecia – escribe Isabella Bufacchi en el Sole 24 Ore – tiene una amarga sensación de desorden. Comienza con el fiasco de los primeros 110 millones de ayuda UE-FMI, impone una pérdida "voluntaria" de 100 millones a los particulares, bajo la amenaza de cláusulas de acción colectiva introducidas alevosamente para activarse retroactivamente. Termina activando credit default swaps y nuevas ayudas de 130 millones que pueden no ser suficientes".