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Juventus-Milán, playoff entre dos técnicos ya en la balanza el sábado en Turín

El Juve-Milán es la última oportunidad de retomar el rumbo de dos equipos que hasta ahora han defraudado las expectativas y entre dos entrenadores -Allegri y Mihajlovic- que están en la balanza y que arriesgan el banquillo -la Juve no puede dar más traspiés si quieren palpar la remontada en perspectiva Champions mientras que una derrota del Milan desataría la ira de Berlusconi

Juventus-Milán, playoff entre dos técnicos ya en la balanza el sábado en Turín

Se acerca el desempate. Difícil encontrar otro sustantivo para definir este Juventus-Milan número 218 (el 193 de la liga), uno de los más insólitos de la historia. De hecho, el sábado por la noche, por primera vez desde tiempos inmemoriales, los bianconeri y los rossoneri no competirán por un puesto de prestigio, sino por la última oportunidad de conseguirlo. En el pasado sucedió que uno de los dos estaba en dificultad, pero esta vez ambos lo son, lo que, paradójicamente, agrega aún más sabor a un desafío propio ya picante. 

Difícil decir demasiado y señalar un favorito: el factor casa favorecería a la Juventus (siempre vencedora ante el Milan en el Stadium), salvo que este año el ex Delle Alpi ha demostrado ser mucho menos fuerte de lo habitual. La clasificación sitúa a los rossoneri en sexto lugar ya los bianconeri en séptimo, divididos por sólo 2 puntos: pocos, un poco como los que les separan de las zonas más nobles del campeonato. 

Sin embargo, nunca como esta vez, perder tendría implicaciones negativas e incluso un empate, en general, tendría un sabor bastante amargo. El discurso es especialmente cierto para la Juventus, rezagada en la clasificación y por tanto obligada a llevarse los 3 puntos incluso más que sus rivales. Pero ni siquiera el Milan puede dormir tranquilo: una derrota en el Estadio acabaría con todo el progreso mostrado en el último período, sin contar los efectos secundarios para Mihajlovic. 

El serbio menosprecia a Allegri, pero, paradójicamente, es él quien más arriesga. Que su fútbol no enloquece a Berlusconi es un hecho (no recuerdan, de memoria, tantos halagos a sus rivales como en los últimos tiempos), que su banquillo está lejos de blindarse, débiles negaciones aparte, también. Mihajlovic se salda con un comienzo muy negativo, compuesto de derrotas candentes sobre todo en los enfrentamientos directos. 

Fiorentina, Inter y Napoli se arriesgaron a destrozar su proyecto desde el inicio, por eso el partido contra la Juve cobra un valor muy especial: la reacción de Berlusconi en caso de derrota no es predecible y esta, si lo piensas bien, tampoco lo es. una buena cosa Sinisa lo sabe bien y también cruza los dedos porque, calendario en mano, tras el camino del panettone sería cuesta abajo: Sampdoria, Verona y Bolonia en San Siro, Carpi, Frosinone y Roma fuera. 

Giallorossi aparte, este no es un ciclo especialmente duro, por lo que el obstáculo blanco y negro debe superarse a toda costa. El problema de Sinisa es que Allegri también tiene más o menos los mismos problemas. Eso sí, el técnico livorno tiene de su lado la excelente última temporada y la buena marcha en la Champions, razones muy válidas para considerar firme el banquillo. Sin embargo, el entorno de la Juventus vive mal, muy mal, la séptima plaza del campeonato, conquistada solo después de las dos últimas victorias agotadoras (Turín y Empoli). 

El club espera una remontada para Navidad y es difícil imaginarlos sin 3 puntos de cara al sábado, también porque el calendario de la Juve, a diferencia del AC Milan, presenta varios escollos. El apuro de aquí al próximo 20 de diciembre incluye los partidos a domicilio en Palermo, Roma por parte de la Lazio y Carpi, pero sobre todo el gran partido en el Estadio con la Fiorentina, todo ello sin olvidar los compromisos de Champions con Manchester City y Sevilla. 

Un verdadero tour de force, para ser abordado inmediatamente con el pie derecho. Dos entrenadores en la balanza, dos equipos obligados a ganar, dos aficionados con el corazón en la boca: todo esto será el Juventus-Milan, un partido verdaderamente imperdible. Y el doble sentido, esta vez, no es pura coincidencia.

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