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Internet de las cosas: riesgos crecientes para la ciberseguridad

En 2020, tendremos 26 dispositivos "conectados inteligentes" por persona, pero junto con esta proliferación, los riesgos de seguridad de los datos también crecerán de forma espectacular.

Por un lado la capacidad de satisfacer necesidades, por otro la dificultad de garantizar la seguridad, entendida como ciberseguridad. Estas son dos de las (muchas) caras deInternet de las cosas, la aplicación de las capacidades de la red a los objetos y lugares de la vida cotidiana.

El motor de esta evolución está obviamente en la del milenio, los nacidos entre 1980 y 2000, que hoy representan un tercio de la población mundial y en 2020 serán la mitad de los trabajadores en activo. “Como nativos digitales, los millennials demandan ante todo inmediación – explicó Federico Casalegno, director del MIT Mobile Experience Lab, durante el Axa Italian Forum que tuvo lugar en Roma -. El 25% de ellos no tienen seguro, ya que no son dueños de un automóvil o una casa. Ellos privilegian accesibilidad a la posesión: buscan la compartir con extraños."

El cambio de necesidades impulsa así la innovación tecnológica, siguiendo un camino que cada 10 años convierte en realidad lo que antes parecía ciencia ficción. “En los años noventa descubrimos la digital – continúa Casalegno -, mientras que en la década de XNUMX estudiábamos cómo vincularlo a la realidad física, una investigación que luego condujo a Google Glass, por ejemplo. Hoy, sin embargo, nos estamos moviendo hacia la mundo biológico, basta pensar en el desarrollo de los tatuajes digitales para monitorear las funciones del cuerpo”.

Según el profesor, siguiendo por este camino en 2020 tendremos 26 dispositivos "conectados inteligentes" por individuo. Bryan Ford, de la Ecole Polytechnique Fédérale de Lausana, argumenta en cambio que en poco más de tres años en el planeta habrá todos 50 mil millones de dispositivos conectados.

El problema es que, junto a los objetos conectados a internet, los riesgos también aumentarán. “No todos los fabricantes tienen las habilidades de quienes crean computadoras o teléfonos inteligentes -subraya Ford-, por lo que a menudo los puntos más vulnerables de la red, aquellos sobre los que se concentran los ataques para encontrar una puerta de acceso, son precisamente los dispositivos de lo que llamamos Internet de las cosas“. El cifrado funciona en general, pero a veces no es lo suficientemente sofisticado.

En algunos casos el videocámaras de seguridad puede exponer al riesgo en lugar de proteger, pero también la equipo sanitario son un ejemplo típico del problema de ciberseguridad que surge con cada conexión. “Este año varios ciberataques se han dirigido a hospitales enteros -continúa Ford- a los que se les ha pedido dinero a cambio de datos robados”.

Y no solo hay hackers detrás de episodios de este tipo. EL grandes volúmenes de datos, así como la información personal de las personas, también son de interés para las organizaciones criminales y los gobiernos, como se evidencia la reciente disputa entre Apple y el FBI en el iPhone que pertenecía a uno de los asesinos de la masacre de San Bernardino.

“El acceso a Internet crea riesgos – concluye Ford -. No olvidemos lo que sucede cada vez que se lanza una actualización de software: los piratas informáticos estudian la actualización y entienden cómo acceder a los sistemas de aquellos que aún no tienen la actualización”.

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