Cuando pensamos en Brasil, cualquier cosa puede venir a la mente, pero sin duda el vino no es una de esas cosas: a lo sumo conocemos la caipirinha, o imaginamos la cerveza fría necesaria para refrescarse en las cálidas playas tropicales.
Sin embargo, hay un mercado, el de producción de vino, que puede ser una sorpresa en los próximos años. Rio Grande do Sul, la región más al sur de Brasil, en la frontera con Uruguay y Argentina, tiene de hecho características climáticas óptimas para los viñedos. Las primeras empresas del sector fueron fundadas por inmigrantes portugueses, luego, entre finales del siglo XIX y principios del XX, los italianos también iniciaron su propia producción.
“Ya vendimos nuestros vinos a una empresa inglesa – explica Arley Firmino Pereira, productor de Miolo Wine Group, empresa fundada por inmigrantes italianos en 1897 – Y va muy bien. Nuestros viñedos disfrutan de una excelente temperatura y buen suelo. Esto se refleja en nuestros vinos y nuestro merlot 2005 ganó el premio internacional en una prueba de cata a ciegas al mejor merlot con un precio inferior a $100”.
Aunque el mercado interno aún está por explorarse, los vinos brasileños comienzan a incursionar en los mercados de Estados Unidos, Canadá, Hong Kong, Polonia, Alemania, Suecia y Holanda. También en Reino Unido, Jancis Robinson y Oz Clarke, dos de los críticos más famosos, han dado una opinión positiva: "La calidad está ahí y el precio es razonable".
El vino brasileño se produce principalmente a partir de uvas francesas e incluye toda la gama de vinos tintos, blancos, rosados y espumosos. Tienen características similares a las de los vinos chilenos, y este hecho podría resultar una fortuna para Brasil, dado el reconocimiento que los productos chilenos reciben a nivel internacional.
Sin embargo, desde el punto de vista de las exportaciones, los dos países aún están a años luz: mientras Brasil exporta al exterior el equivalente a 3,3 millones de dólares, Chile alcanza los 1,6 millones.
Sin embargo, los productores y comerciantes brasileños confían en que el Copa Mundial puede convertirse en la gallina de los huevos de oro para el sector, "una oportunidad de promoción que no debe perderse" para "mostrar la calidad y variedad de nuestros vinos y aumentar las exportaciones", dice Ana Paula Kleinowski, de la asociación comercial Vinos de Brasil.
Quizás más que concentrarse en el mercado externo, los productores de oro verde, pero también las empresas italianas, podrían abordar el enorme potencial que ofrece el mercado interno: De hecho, los brasileños beben una media de dos litros de vino al año, casi tanto como bebe un ciudadano europeo en un fin de semana.
Lea las noticias sobre BBC
