La hipótesis de cierre de las plantas de Fiat en Mirafiori y Pomigliano, ventilada hoy por Repubblica, fue negada por la ministra de Bienestar, Elsa Fornero, después de escuchar a la alta dirección del fabricante de automóviles de Turín: “Hablé con Sergio Marchionne y John Elkann. Ambos me aseguraron que los informes de prensa sobre el cierre de plantas en Italia son infundados".
“Tanto el presidente como el director general del grupo Fiat – explicó el ministro de Trabajo en una nota – me reiteraron que el compromiso asumido con nuestro país también se confirma y fortalece con la operación Chrysler. Por mi parte – concluyó Fornero – he expresado confianza en este compromiso y he renovado mi esperanza de que Fiat pueda seguir representando uno de los principales actores de nuestro sistema industrial, garantizando al menos los niveles actuales de empleo”.
Sin embargo, según el diario Repubblica, Melfi y Cassino no arriesgan nada mientras que el verdadero objeto del "sacrificio" invocado por Marchionne podría ser al final las fábricas de Mirafiori y Pomigliano en Turín (desviando el nuevo Panda a Polonia o Serbia).