“No seremos cómplices de políticas que destruyan la economía y la sociedad”, ha comentado Antoni Samars, decretando el fracaso del acuerdo de medidas económicas extraordinarias para hacer frente a la crisis de la deuda. La reunión, que finalizó en estas horas, para tratar de llegar a un amplio consenso entre los partidos de la mayoría y la oposición, terminó en un punto muerto. En las horas previas, incluso el líder del partido de extrema derecha de Laos, tras charlar con los periodistas, había lanzado vitriólicas palabras contra los demás participantes en la reunión.
El propósito de la reunión fue encontrar medidas compartidas para la reducción de la deuda. La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional habían pedido a las autoridades griegas una demostración de su capacidad para encontrar la fuerza necesaria para hacer frente a la crisis, creando espacios de consenso en torno a medidas impopulares, como una posible subida de impuestos. El modelo a seguir es el de Portugal donde las fuerzas políticas han compartido el plan de rescate junto con el FMI y la UE. Sobre la mesa de Atenas también estaba la posibilidad concreta de abrir las puertas del Gobierno a hombres de la oposición.
Este es el segundo intento fallido de acuerdo en pocos días. El martes, el primer ministro Papandreu convocó en vano a los líderes de las principales fuerzas de la oposición. La reunión de hoy fue solicitada por el presidente Papoulias, con la esperanza de que la participación oficial de varias fuerzas políticas pudiera facilitar el acuerdo. A la luz de la exposición de la primera oficina institucional griega, el resultado negativo de la reunión ciertamente no brinda las garantías que esperan los observadores internacionales.
