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Golinelli: no hay empresa sin responsabilidad social

Con motivo de la presentación del libro "Se buscan emprendedores, innovar para volver a crecer", publicado por el Molino, el filántropo Marino Golinelli, fundador y mecenas de Alfa Wassermann y de la Fundación que lleva su nombre, dijo: "La empresa está responsabilidad social: debemos preguntarnos cuáles son las necesidades del hombre”.

Golinelli: no hay empresa sin responsabilidad social

La responsabilidad social es uno de los pilares de la compañía, si quiere mirar al futuro y encajar en un mundo sostenible. esta convencido de ello Marino Golinelli, fundador y propietario de Alfa Wassermann, nuestro gigante farmacéutico nacional, pero también filántropo, creador de una fundación que lleva su nombre.

“La investigación y la tecnología son fundamentales, la rentabilidad es una parte muy importante de la empresa –observa Golinelli– porque el buen trabajo debe ser recompensado. Pero la responsabilidad social es la otra cara de esta moneda. Necesitamos devolver a la sociedad parte de lo que nos ha dado. En mi trabajo he hecho cosas buenas, pero también he cometido errores y he tenido suerte. Para crear mi empresa me pregunté cuáles eran las necesidades humanas en el campo de la salud. Empecé a trabajar la sangre entre los primeros, aplicando lo que había aprendido en la universidad. Hoy, sin embargo, las cosas han cambiado, los parámetros con los que razonábamos han saltado. El futuro es impredecible y soy pesimista. ¿Qué comeremos en 50 años? ¿Por qué medios nos moveremos? ¿Cuántos miles de millones de personas seremos y qué conflictos desencadenará todo esto? Es inevitable pensar que habrá guerras”.

Si el panorama es preocupante, Golinelli no es de los que se compadecen de sí mismo, ni siquiera a sus 95 años. En efecto, hoy más que nunca trabaja para brindar a quienes habitarán el futuro una oportunidad de crecimiento, desarrollo y emprendimiento, agregando siempre la palabra “sostenible”.

El contexto de estas reflexiones es la sala de juntas de Nomisma. La ocasión: la presentación del libro de Sandro Trento y Flavia Faggioni, "Los empresarios querían, innovar para volver a crecer", publicado por el Molino. Italia ha estado luchando para producir cosas nuevas durante 20 años, se quejan los autores. ¿Cuáles son los obstáculos para un desarrollo empresarial más vivo y sobre todo innovador? Las respuestas no son obvias. El negocio familiar también está en el banquillo.

“La mía es una empresa familiar – admite Golinelli – pero estoy convencido de que esta fórmula, muy difundida en Italia, tiene puntos fuertes y débiles”. Lo importante es recordar que “la empresa no se construye sólo para ofrecer ventajas a los familiares, sino que debe responder a una ética de comportamiento”. Para que el país progrese, es necesario ante todo ayudar a los jóvenes a entrar en el mundo pensando que éste es “global”, que ya no se queda en el patio trasero. Incentivar a los jóvenes a estudiar, a sentar las bases para comprender las necesidades que les rodean, a las que la empresa puede dar respuesta con sus productos. Por el contrario, necesitamos hacer un esfuerzo extra: tratar de adivinar cuáles serán las necesidades del mañana. En este camino, la formación juega un papel fundamental: la de los alumnos, pero también la de los profesores.

A estas ideas responde el Opificio, la ciudadela del conocimiento y la cultura creada por Golinelli, bajo la apariencia de un filántropo, para dar cuerpo a sus principios empresariales y de vida. "Para relanzar Italia, necesitamos una fábrica en cada ciudad -concluye Massimo Ciociola, CEO de Musixmatch, un joven emprendedor que lo ha logrado- porque ser emprendedor es difícil, es uno de los trabajos más difíciles y no es culpa del Gobierno u otros en su caso. Hablamos mucho de startups, pero nunca decimos que la mayoría son malas. Para triunfar en el mundo de hoy, sobre todo, se necesita adquirir grandes habilidades tecnológicas, cualquiera que no lo haga ahora mismo es un tonto".

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