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Los estados generales del comercio exterior: las conclusiones

La gran asamblea de Roma corre el riesgo de ser recordada más por la desafortunada broma del Premier sobre el euro que por la noticia -que sólo tuvo una presencia parcial- sobre el apoyo al comercio exterior por parte de nuestras empresas.

La segunda jornada de los Estados Generales de comercio exterior fue más concreta que la primera, pero no trajo novedades significativas en el contexto del apoyo a la internacionalización. Los empresarios tuvieron la palabra, reiterando algunos de los pedidos que vienen realizando desde hace muchos meses y resumiéndolos en un “Manifiesto” que publicamos íntegro como archivo adjunto.

El encuentro comenzó con un prólogo de Massimo Calearo Ciman, asesor personal de comercio exterior del primer ministro Berlusconi, quien centró su discurso en un tema: el comercio exterior requiere un ministerio ad hoc. Y los empresarios de la sala respondieron con un largo aplauso. ¿Por qué razón? “Para que nos reciban los ministros y las máximas autoridades exteriores -dijo Calearo Ciman- necesitamos la figura de mayor jerarquía institucional, es decir, capaz de comprometer al gobierno en temas tan cruciales para nuestra economía. Los empresarios lo están pidiendo. Las exportaciones son nuestro petróleo y, junto con el turismo y el patrimonio cultural, representan uno de los activos fundamentales de la economía italiana. Ha llegado el momento de que Comercio Exterior tenga también su ministerio, sin costo alguno, pues ya está la estructura y el personal. Solo hace falta un decreto del Consejo de Ministros”.

A continuación se reunieron las 6 mesas de trabajo (Agroalimentación; Medio ambiente/energía; Sistema de amueblamiento del hogar; Automatización - Mecánica - Movilidad; Vestuario - Sistema personal y Servicios) para examinar las propuestas elaboradas durante los trabajos preparatorios. El resultado final es, de hecho, el Manifiesto. La principal preocupación de los empresarios, huérfanos del ICE suprimido, ha sido la de tener un organismo, una agencia, un centro nacional que sea capaz de promover el Made in Italy de manera unificada y coordinada. La preocupación es clara: las agencias regionales de promoción (a las que se les ha encomendado esta función desde 1999) no están funcionando; el Hielo ha sido suprimido; Las embajadas hasta ahora nunca han llevado a cabo una actividad comercial real. En cuanto a cómo debe organizarse esta nueva agencia, las opiniones no son del todo homogéneas en este punto. Y el documento final habla de los objetivos de esta agencia, pero no de su organización. Alguien, en la mesa final de empresarios, salió con una frase como: “No entiendo por qué han suprimido al ICE”, avalando a su vez el aplauso de la espesa claque de los exfuncionarios del Instituto. Pero si esto último se puede entender, no entendemos cómo los empresarios, que hasta hace poco rivalizaban en hablar mal del Hielo, en decir que era un carro burocrático inútil y caro, hoy se arrepientan "tel quel" . Nadie que haya tenido el coraje de retomar los 10 puntos esbozados por Ugo Calzoni en estas páginas para reorganizar la nueva agencia en términos de objetivos y estructuras. ¡Pero el crecimiento no puede provenir simplemente de una reedición de los viejos Mincomes y el viejo Ice! Quizás algunos empresarios (pero no todos) no querían molestar al operador (en este caso, el Ministro de Desarrollo Económico Romani). Pero el operador, que al final de la obra debería haber presentado su versión de la nueva agencia (la oficial, que debería figurar en el decreto de desarrollo) ha querido no dejarse ver, dejando las palabras finales a su omnipresente viceministra. Polidori y el Comisario de la UE Tajani.

Más interesante, sin embargo, en el documento final, es la parte de medidas para la competitividad: algunas medidas tributarias, la ampliación de la cartera de instrumentos financieros a disposición del sistema público (sobre todo Simest), que no estaba en la primera versión del documento (creemos que nosotros también hemos hecho un pequeño aporte con nuestras propuestas). La idea de incluir en las pymes exportadoras, en colaboración con universidades e instituciones de formación, a jóvenes especializados en temas relacionados con el comercio exterior, seleccionados de una base de datos nacional que posee la agencia a constituir, es excelente. Una disposición legislativa debería prever esta forma particular de contrato e incentivos fiscales tanto para el voluntario como para la empresa que lo acoge.

¿Existe, más allá de las proclamas habituales, la voluntad política y la capacidad para aplicar al menos estas medidas, no sorprendentes pero ciertamente mejores que el statu quo? Lo veremos en las próximas semanas. Porque si el crecimiento no comienza con el apoyo al comercio exterior, ¿por dónde debemos empezar? Y si no hay crecimiento, en PIB pero también en empleo, ¿cómo podemos reducir la deuda y apaciguar las crisis recurrentes?


Anexos: Documento ESTADOS GENERALES DE COMERCIO .pdf

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