De los "cuatro fantásticos" solo queda Alberto Contador. Y es el superfavorito del Giro de Italia que arranca hoy con una contrarreloj por equipos desde San Lorenzo al Mare hasta Sanremo. Nibali, Froome y Quintana han optado por otros caminos de cara al Tour donde finalmente tendrá lugar ese desafío estelar entre los cuatro grandes nombres de las carreras por etapas, que ya está incendiando la imaginación de los amantes del gran ciclismo. Pero Contador, a sus 33 años, tiene prisa y quiere recuperar lo que ha visto robado por un inhabilitación retroactiva por dopaje, un Tour y un Giro ganados en la carretera pero perdidos en la mesa.
Una etapa oscura de la que logró resurgir ganando dos Vueltas pero para un gran hombre como "El Pistolero" su nombre hace demasiado tiempo que falta entre los ganadores de las dos grandes carreras por etapas: para el Giro está parado en el único éxito del 2008, para el Tour al ganado por segunda vez en 2009. Y justo el año pasado, tras la amarga retirada de la Grande Boucle por una caída en los Vosgos, Contador -ganó su tercera Vuelta en agosto- - surgió la idea de un doblete histórico.
Y aquí está en el Giro, al frente de una escuadra, la Tinkoff-Saxo, con coequiperos de lujo como Kreuziger, Rogers e Ivan Basso, dispuesto a llevar a cabo la primera parte de su ambicioso proyecto, que en el pasado solo tuvo éxito para campeones como Coppi, Anquetil, Merckx, Hinault, Indurain y, el último en 1998, Pantani. Contra él oponen los pronósticos de la víspera una tríada formada por Fabio Aru, Richie Porte y Rigoberto Urán. Un trío interesante y respetable, pero ciertamente menos terrible que el que le espera a Contador en el Tour.
De los tres, Aru, el abanderado italiano del Astana, es el deportista que podría preocuparse más por el liderato del español que los otros dos. La única duda del sardo es su actual estado de forma después de que se haya camuflado prácticamente en el inicio de la temporada. Pero todos recuerdan lo que hizo el año pasado en el Giro, dejando su huella. Con sus tiros explosivos en las llegadas cuesta arriba y la victoria en Montecampione, Aru se consagró de inmediato como la gran promesa del ciclismo italiano en las carreras por etapas.
A sus 24 años ya se ha convertido en el ayudante de Nibali, tan fiable que el Astana renovó su contrato hasta 2017 y le proporcionó un equipo muy respetado que incluía a Kangert y Tiralongo. “La gente espera mucho, no puedo fallar”, así lanzó el sardo el reto a Contador.
A diferencia de Aru que llega al Giro con apenas 15 días de carrera y sin ganar, Richie Porte llega a la salida con 33 días en las piernas y un buen palmarés, desde la París-Niza hasta el reciente Giro del Trentino. Pero el tasmano de treinta años, líder del Giro del Team Sky, ha mostrado hasta ahora una fragilidad fundamental en las grandes vueltas que mantienen ocupados a los ciclistas durante tres semanas.
En sus dos únicos Giros en los que participó, sólo en 2010, en el que ganó Ivan Basso, Porte entró entre los diez primeros finalizando séptimo. Al año siguiente, en la edición ganada por Contador pero luego cedida a Michele Scarponi, descendió al puesto 80. También en el Tour cuatro apariciones, cuatro fracasos, el último el año pasado pese a haberse convertido en capitán del Sky tras la repentina retirada de Froome.
En cuanto a Urán, segundo en los dos últimos Giros, en 2013 por detrás de Nibali, el año pasado por detrás de Nairo Quintana, el colombiano vuelve a intentarlo. Pero en los últimos tiempos la mejora en ritmo y contrarrelojes, el capitán de Etixx-Quick Step la ha pagado perdiendo efectividad en su principal cualidad, la de grimpeur.
El año pasado Uran decepcionó en las etapas de montaña tras dominar la contrarreloj de Barolo. Veremos este año cuando el Giro aborde las grandes asperezas, desde Mortirolo hasta el Colle delle Finestre por citar las dos montañas más terribles de una carrera que presenta siete finales en cuesta con un desnivel total de unos 40 metros.
De San Lorenzo al Mare a Milán, 21 etapas por un total de 3.486 kilómetros, el Giro presenta este año una maxi contrarreloj de casi 60 km que puede ser tan decisiva como las cuatro etapas de alta montaña. Siete etapas completamente planas o casi planas están listas para los velocistas: el principal candidato a llenar es el gran alemán de Lotto, André Greipel, conocido como el Gorila.
No hay otros grandes velocistas en el escenario mundial. Kittel desapareció de circulación este año; Degenkolb descansa tras dominar Sanremo y Roubaix; Kristoff, Cavendish y Bouhanni esperan el Tour, Greipel tendrá que lidiar con los italianos Viviani, Modolo y, por qué no, Petacchi que a sus 41 años sigue en la pelea. Para las etapas, ojo con Diego Ulissi que quiere volver a lo más alto tras sus recientes desventuras y con dos auténticos belgas: Philippe Gilbert y sobre todo Tom Boonen que aborda el Giro por primera vez con ganas de enriquecer su ya palmarés de prestigio.
