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Japón, en busca de la flor perdida

En los textos ilustrados del periodo Edo (1603-1867), aparecía una campanilla de color amarillo vivo, fruto de los cruces realizados por los hábiles jardineros de la época, y hoy completamente desconocida.

Japón, en busca de la flor perdida

Una variedad, considerada extinta, de Ipomoea violacea, una planta con grandes flores en forma de campana también conocida como "gloria de la mañana", ha sido devuelta a la vida por un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Biología Básica en la prefectura de Aichi, Japón. Las plantas de esta especie, según explicó Atsushi Hoshino, jefe del equipo de investigadores que llevó a cabo la "resurrección", presentan en la naturaleza flores de varios tonos de azul, mientras que todas las demás tonalidades existentes -púrpura, blanco, rojo- son fruto de injertos y cultivos selectivos. En los textos ilustrados del periodo Edo (1603-1867), aparecía una campanilla de color amarillo vivo, fruto de los cruces realizados por los hábiles jardineros de la época, y hoy completamente desconocida.

“Probablemente”, aventura Hoshino, “porque es muy difícil obtener semillas de una campanilla amarilla”. Hoshino y sus seguidores partieron así en busca de la flor perdida y la encontraron o, mejor dicho, la "reconstruyeron", gracias a la ingeniería genética. El gen que codifica el pigmento responsable del color se tomó de una hermosa planta de boca de dragón amarilla; este gen se transfirió luego a una variedad de Ipomoea con flores de un tono crema suave. El gen se ha "asentado" bien con el resto de la herencia genética de hypomoea y el resultado fue una floración de color amarillo brillante, en todos los aspectos similar a la de las flores de los antiguos rollos de trescientos años antes. El equipo de científicos de Aichi también incluye a Yoshikazu Tanaka, el ingeniero genético que "firmó" el nacimiento de las rosas azules.

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