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Ghosn huye, pero también corre el riesgo de ser arrestado en Francia

El exdirector ejecutivo de Nissan-Renault escapó de Japón, donde estaba en libertad condicional por graves delitos financieros, al Líbano, vía Turquía: un caso internacional del que es poco probable que salga adelante.

Ghosn huye, pero también corre el riesgo de ser arrestado en Francia

La telenovela de Año Nuevo es para Carlos Ghosn. Una fuga de película, la del directivo brasileño de origen libanés, director general del grupo automovilístico Nissan-Renault hasta noviembre de 2018, cuando fue detenido en Japón por delitos económicos. El 30 de diciembre, Ghosn, que estaba en libertad condicional en su apartamento de Tokio (tras haber cumplido también unos meses en prisión entre 2018 y 2019), consiguió escapar y llegar audazmente al Líbano. Según versiones iniciales, el gerente fue ayudado en su fuga por una empresa de seguridad privada, que supuestamente lo escondió en un estuche para instrumentos musicales. Tal vez la de un contrabajo.

Pero ahora su caso se ha convertido en un thriller internacional: mientras la policía registra el apartamento en Tokio, Francia ya ha hecho saber que no extraditará a Ghosn si llega al país. Mientras tanto, Turquía ha abierto una investigación sobre el paso del directivo, que habría pasado por Estambul para llegar al Líbano: los medios libaneses informaron que Ghosn había aterrizado en el aeropuerto de Beirut con un jet privado procedente de Turquía, y según los medios turcos algunas personas ya han sido arrestadas e interrogadas.

Sin embargo, la gran fuga de Ghosn no asegurará su salvación, todo lo contrario. Las cuestiones judiciales están pendientes sobre el directivo no sólo en Japón (que de todos modos tiene un acuerdo de extradición con varios países occidentales, incluido Estados Unidos), donde fue bajo investigación por cargos muy graves, como el de haber pagado en números negros, sacándoles directamente del balance de Nissan, otros 76 millones de euros adicionales al salario habitual, y de haber retirado de las arcas de la empresa 14,7 millones de dólares para destinarlos a un saudí amigo multimillonario, para asuntos absolutamente privados.

De hecho, Ghosn también está preocupado por la propia Nissan, que ha presentado una demanda contra él para recuperar los bienes robados, mientras que el gerente también corre el riesgo de ser arrestado en la propia Francia, donde es investigada por la financiación de su lujosa boda en el Château de Versailles, en 2016, y por unos pagos que supuestamente ordenó a Renault.

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