Crecimiento global entre luces y sombras el perfilado en el marco trazado por el Fondo Monetario Internacional en el informe elaborado con vistas a la reunión del G20 de los días 15 y 16 de noviembre en Turquía. Tras una previsión de crecimiento "modesto" para 2015, el impulso positivo debería acelerarse el próximo año, volviendo al máximo desde 2011. Pero esto ocurrirá en el mejor de los escenarios, que no es el único que plantea el FMI. Si las grandes maniobras de política económica y monetaria en curso "no se gestionaran con éxito -advierte el FMI- el crecimiento podría descarrilarse” y en ese punto la economía global tendrá que despedirse del crecimiento del 3,6% proyectado para 2016.
El FMI enumera tres transiciones importantes que pesan sobre la economía mundial. Primero el normalización de la política monetaria de la Reserva Federal, que estudia una subida inicial de tipos de interés. “Podría aumentar la volatilidad del mercado, con movimientos potencialmente capaces de interrumpir los flujos de capital y los precios de los activos”.
El segundo gran factor es el China, que está asistiendo a la "necesaria" moderación de su crecimiento económico al tiempo que realiza un giro "histórico" en su modelo económico, hacia más consumo y servicios. “Este paso es bienvenido, pero está generando importantes efectos secundarios a nivel mundial y podría ser accidentado”.
Finalmente, la tendencia de materias primas. "Para los exportadores, las caídas de precios socavan el crecimiento y existe una posibilidad real de que la economía global esté persistentemente sumida en un crecimiento por debajo del promedio, con niveles inaceptables de pobreza y desempleo". A esto se suma la compleja cuestión de refugiados y migrantes. En definitiva, un panorama que requiere una orientación firme desde la política. El FMI recomienda a todos los países que actúen para mejorar el crecimiento, fortalecer su resistencia y la cooperación internacional.
