comparte

Evasión fiscal: cuidado con la economía sumergida (174 mil millones) y las actividades ilegales (18 mil millones)

Segundo episodio de “Lavoro & Pensioni – Políticamente (in)correcto”, la columna semanal de Giuliano Cazzola que se publica todos los lunes – En este número, las reflexiones sobre la evasión fiscal suscitadas por el último Informe Istat: aquí están los sectores donde acecha principalmente

Evasión fiscal: cuidado con la economía sumergida (174 mil millones) y las actividades ilegales (18 mil millones)

El tema de la evasión fiscal siempre está en la agenda y a menudo se utiliza como garrote en el debate político. La lucha contra la evasión fiscal (en el contexto de una crítica a la reforma fiscal lanzada por el gobierno Meloni) es uno de los motivos de la huelga proclamada por la CGIL y la UIL para el 11 de abril. Es importante, entonces, buscar y evaluar los resultados del Istat sobre la economía no observada o sobre las áreas de actividad y trabajo no declarado y en todo caso irregular. El último informe lo publicó el Instituto de Estadística en 2023 con datos referidos a 2021. En definitiva, en el año considerado el valor de la economía no observada (Noe) ascendió a 192 mil millones de euros: la definición incluye aquellas actividades económicas que, por diferentes razones, escapan a la observación estadística directa.

Los principales componentes del NOE están representados por la economía sumergida y la economía ilegal. La economía sumergida ascendió a poco menos de 174 mil millones de euros, mientras que las actividades ilegales superaron los 18 mil millones. La definición de economía sumergida incluye todas aquellas actividades que se ocultan voluntariamente a la opinión pública. ante las autoridades tributarias, de seguridad social y estadísticas, mediante declaraciones falsas tanto sobre el volumen de negocios como sobre los costos de las unidades de producción (para generar una subdeclaración de valor agregado), y el uso de mano de obra irregular. En comparación con 2020, el valor de la economía no observada creció en 17,4 millones, pero su impacto en el PIB se mantiene sin cambios (10,5%). Las unidades de trabajo irregular ascendieron a 2 millones 990 mil, con un aumento de aproximadamente 73 mil unidades respecto a 2020. El crecimiento no observado de la economía estuvo impulsado por la tendencia del valor añadido procedente de la subdeclaración, que marcó un aumento de 11,7 mil millones de euros. (equivale al 14,6%) respecto a 2020. El aumento del valor añadido generado por el uso de mano de obra irregular (5,7 mil millones de euros, equivalente al 9,2%) y por actividades ilegales (0,9 millones de euros, equivalente al 5,0%).

Por el contrario, los demás componentes de la economía sumergida registraron una reducción de 0,8 millones de euros (-5,5%) respecto al año anterior, debido principalmente a una contracción de los alquileres no declarados. La estabilidad sustancial del impacto no observado de la economía sobre el PIB es, por tanto, resultado de tendencias heterogéneas de sus componentes. En particular, si bien la marcada dinámica de la subdeclaración ha devuelto su impacto sobre el PIB a los niveles previos a la crisis (5,0%), el crecimiento menos sostenido del valor añadido procedente del trabajo irregular ha llevado a una nueva disminución de su incidencia (hasta 3,7%, desde 4,3% en 2019). La expansión de la economía sumergida está vinculada al tipo de mercado de referencia más que al tipo de bien/servicio producido.

En conjunto, los sectores donde el peso de la economía sumergida es mayor son: Otros servicios a las personas, donde constituye el 34,6% del valor añadido del sector, Comercio, transporte, alojamiento y restauración (20,9%) y Construcción (18,2%). . Para Otros servicios a empresas (5,2%), la Producción de bienes de inversión (3,4%) y la Producción de bienes intermedios (1,5%) se observa una menor incidencia. El informe Istat identifica signos de un cambio estructural en la economía sumergida. En 2021, aunque sostenido, el crecimiento de la economía sumergida estuvo en consonancia con la recuperación económica tras la crisis pandémica. En consecuencia, el impacto del fenómeno sobre el PIB se mantuvo constante en el nivel del año anterior (9,5%), cuando había registrado una disminución considerada significativa (-0,7 puntos porcentuales respecto a 2019). Según el Istat, la estabilización de la incidencia de la economía sumergida por debajo del umbral del 10% durante dos años consecutivos se inscribe en el contexto de una lenta pero continua reducción del fenómeno que se viene produciendo en los últimos años.

Partiendo del máximo registrado en 2014, cuando la incidencia de la economía sumergida sobre el PIB fue del 12%, se observaron reducciones constantes en los años siguientes, las más significativas de las cuales se produjeron en 2018 (-0,5 puntos porcentuales, hasta el 10,7%) y en 2020 (-0,7 puntos, hasta el 9,5%). Hasta 2019, la contracción de la economía sumergida había sido bastante homogénea para los distintos componentes y no se observaron fuertes desviaciones en las tendencias sectoriales. En los últimos dos años, por un lado, se ha acelerado la reducción del componente por trabajo irregular (cuya incidencia sobre el valor añadido total pasó del 4,8% al 4,2% entre 2019 y 2021) y, por otro, una estabilización del peso de la infradeclaración (que en 2021 volvió al 5,6%).

Según el Informe, el recurso al trabajo irregular por parte de empresas y familias es una característica estructural del mercado laboral italiano. En 2021, existían 2 millones 990 mil unidades de trabajo a tiempo completo (UTA) en condiciones irregulares, principalmente empleadas como asalariados (aproximadamente 2 millones 177 mil unidades). Respecto a 2020, el trabajo no regular registró un crecimiento limitado del 2,5%, lo que no permitió recuperar la considerable caída registrada durante la crisis pandémica (-18,4%) y parece indicar una reducción del fenómeno. En general, la incidencia del trabajo irregular sigue siendo más significativa en el sector terciario (13,8%) y alcanza niveles especialmente elevados en el sector de Otros servicios a las personas (42,6%), donde crece la demanda de servicios de trabajo irregular por parte de parte de las familias. Es muy significativa la presencia de trabajadores irregulares en Agricultura (16,8%), Construcción (13,3%) y Comercio, transporte, alojamiento y restauración (12,7%).

En cuanto a las actividades ilegales, se registró una recuperación del fenómeno en 2021, con un crecimiento del 5,0% (equivalente a 0,9 millones de euros) en valor añadido con respecto a 2020, cuando las medidas restrictivas implementadas para combatir la pandemia habían provocado una contracción del La economía ilegal. Sin embargo, a pesar del crecimiento del último año, las actividades ilegales mostraron una contracción de 1,1 mil millones en valor agregado y 0,8 millones en gasto de consumo final, con una disminución promedio anual de 1,9% y 1,3% respectivamente. Por lo tanto, a partir de 2021, el valor general de la economía ilegal no ha vuelto a los niveles anteriores a la crisis. Istat hace una observación particular sobre el fraude del IVA cuyo valor añadido oculto (tanto en el componente de subdeclaración como en el del trabajo irregular) representa una base imponible no declarada a efectos del propio impuesto. La existencia de un valor añadido oculto, por tanto, implica implícitamente un fraude del IVA en perjuicio del fisco en forma de impago. El fraude del IVA, que se origina en una transacción no registrada, puede ocurrir con o sin el consentimiento del comprador. En el primer caso, los contratantes acuerdan no registrar la transacción y el flujo tributario no se produce: el comprador no lo paga y el vendedor no lo cobra, sin generar así ningún impacto en el sistema económico. En el segundo caso, sin embargo, el vendedor no registra la transacción y, por tanto, no paga el impuesto que también está incluido en el precio de la mercancía pagado por el comprador.

El Informe se limita al análisis y no propone -no es tarea de Istat- propuestas de solución. En el debate sobre el fraude del IVA, muchos apoyan la utilidad del llamado conflicto de intereses o la posibilidad que se da al comprador privado de "descargar" el importe del impuesto, al menos para determinados tipos de bienes y servicios, en su declaración de impuestos. Es dudoso que el "conflicto de intereses" pueda implementar el sentido cívico del comprador si la transacción propuesta por el vendedor tiene un impacto económico significativo como el correspondiente al tipo del IVA. Sería más útil facilitar la emisión de la factura al vendedor. Además de reforzar la facturación electrónica a nivel operativo, se podrían aplicar con carácter experimental las normas de seguridad social previstas para los trabajadores autónomos -en la medida en que sean compatibles: una parte de la cotización a la pensión, adeudada por el trabajador- podría cobrarse en el contexto del cálculo de la contribución en la factura al cliente.

Revisión