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Donde acecha el riesgo sistémico: China, Sudeste Asiático y América del Sur

DE MORNINGSTAR.IT – China, el Sudeste Asiático y América Latina son los eslabones débiles. Grexit ya no da miedo - La subida de los tipos de interés en EE.UU. es un factor de riesgo para algunos países emergentes, especialmente para América del Sur pero también para Turquía y Sudáfrica - China ha demostrado que sabe gestionar la situación pero los mercados están en guardia.

Donde acecha el riesgo sistémico: China, Sudeste Asiático y América del Sur

En los próximos 6-18 meses no habrá recesión, sino un tibio crecimiento de la economía. Esta es la previsión de Francisco Torralba, economista senior de Morningstar Investment Management (MIM), quien también prevé un aumento de la inflación y del riesgo crediticio y financiero en los países desarrollados y en China.

Después de que las crisis de Grecia y China catalizaran la atención de los mercados financieros en los meses de verano generando una alta volatilidad, los operadores están pensando en cuáles serán los temas económicos clave para los próximos meses. Y hay riesgos. El largo período de bajas tasas de interés ha aumentado el riesgo de una burbuja y, por lo tanto, de una caída repentina en los precios de los activos de riesgo, particularmente en acciones estadounidenses y bonos de alto rendimiento, pero en parte también en el mercado inmobiliario.

Riesgo emergente

La futura subida de tipos por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, prevista para finales de año, representa un factor de riesgo para algunos países emergentes. El índice CitiFX Early Warning Signal Risk, que monitoriza esta variable, señala que en el último trimestre el nivel de peligro ha aumentado en todas las áreas en desarrollo, “pero aún se encuentra en territorio neutral”, dice Torralba. La vulnerabilidad ha aumentado sobre todo en el continente asiático, particularmente en China, pero el continente más amenazado parece ser América Latina, sobre todo Chile, una nación muy expuesta a las fluctuaciones de los precios de las materias primas.

La divergencia en las políticas monetarias, especialmente el próximo endurecimiento en los EE. UU., pesa sobre las monedas emergentes. Entre los países más vulnerables se encuentran Turquía, Brasil y Sudáfrica. Las repercusiones en el mercado de deuda en moneda local ya se han dejado sentir. De hecho, esta clase de activos se ha vuelto menos atractiva para los inversores internacionales. “Los países emergentes deben equilibrar la necesidad de reducir los tipos de interés para dar liquidez al mercado y apoyar el crecimiento, con la necesidad de tener unas rentabilidades altas que resulten atractivas para el capital extranjero”, explica Torralba.

Cuidado con China

Los principales riesgos sistémicos parecen derivar, según el economista de Morningstar, de las áreas que no han vivido la crisis de 2008-09 y son más dependientes del crecimiento chino. Si el ex Imperio Celestial puede convertirse en el gigante con pies de barro, también suenan las alarmas para los exportadores latinoamericanos y del sudeste asiático.

Según las estimaciones del MIM, el producto interno bruto de China aumentará un 4-5 % en los próximos dos años, menos de lo esperado (6-7 %). Además, una crisis financiera interna sigue siendo un gran peligro para el país. Hasta ahora Pekín ha demostrado que sabe manejar la situación, pero la reacción del mercado ante la devaluación del yuan (la moneda local) ha demostrado cuán sensibles son los mercados globales a lo que sucede en el Lejano Oriente.

Le Grexit ya no da miedo

Europa también tiene que lidiar con problemas internos. Si el Grexit (salida de Grecia de la Unión) parece cada vez más lejano, el verdadero punto débil, para Torralba, lo representan los sistemas bancarios italiano y francés, dadas las mediocres tasas de crecimiento económico.

Los inversores, por otro lado, pueden dejar de lado los temores de deflación ya que hay signos, aunque moderados, de una recuperación en el índice de precios. En cuanto al ciclo económico, su final no está cerca, porque hay economías, como Europa y Japón, que aún necesitan políticas monetarias expansivas. Esto equilibra el futuro ajuste de la Reserva Federal. 

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