comparte

DESPUÉS DE ALFANO – Letta, si estás ahí, llévate la lotería: es hora de atreverse con la deuda pública y el crecimiento

Napolitano y Draghi han vuelto a lanzar señales esenciales para Italia y para Europa, pero ahora le toca al Gobierno ser más atrevido: sobre la deuda pública y sobre la recuperación económica - Los acuerdos amplios requieren compromiso pero no inmovilismo: las privatizaciones, los recortes de gastos y las reducciones en los impuestos laborales se anteponen a los planes partidistas

DESPUÉS DE ALFANO – Letta, si estás ahí, llévate la lotería: es hora de atreverse con la deuda pública y el crecimiento

Por suerte están el Quirinale y el BCE. Sin Giorgio Napolitano y sin Mario Draghi, que velan –y sobre todo actúan– sobre el presente y el futuro de Italia y de Europa, quién sabe dónde estaríamos. Llámenlo semipresidencialismo, si quieren, pero el abrupto freno del Jefe de Estado a los sueños de crisis cultivados en la izquierda al margen del indecente caso Alfano tuvo como efecto inmediato el bloqueo del gobierno de Letta, allanando el camino para confirmación de confianza en el Senado.

Seamos claros: la gestión del asunto kazajo sigue siendo "inaudita" (las palabras son las mismas del presidente de la República) y las condiciones para desconfiar del Ministro del Interior, o al menos dividir su función dejándolo solo como adjunto. primer ministro, estaban todos allí, pero una vez más Napolitano nos dio una gran lección de política, recordándonos que una de las primeras virtudes que debe tener un buen político es la de calcular de antemano los efectos de sus movimientos.

Si para sacar a Alfano –como en teoría era correcto que fuera– nos hubiéramos enfrentado a una previsible crisis de gobierno, ¿cuáles habrían sido los efectos para Italia en los mercados financieros y en el escenario internacional? Pero, sobre todo: ¿cuál sería la mayoría alternativa a este gobierno? O das una respuesta convincente a esta pregunta o te pierdes en una charla playera. Como de las encuestas electorales no salió un claro vencedor, es evidente que el gobierno de amplios acuerdos es un sufrimiento cotidiano que obliga a agotar mediaciones, pero ello no significa -como veremos más adelante- condenarse al inmovilismo o resignarse a el más bajo de los compromisos.

Junto a Napolitano, Mario Draghi fue el otro gran protagonista de una semana convulsa llena de sorpresas también desde el punto de vista económico, como la detención masiva de la familia Ligresti por los indecorosos robos contra 12 ahorradores de Fonsai bajo la mirada cómplice de la Insurance Authority y como el punto de inflexión histórico en Siena, donde Alessandro Profumo se llevó a casa el archivo del límite máximo de participación del 4% en Mps, que abre las puertas a nuevos accionistas. Pero también sorprendió la entrada de Urbano Cairo en el accionariado de RCS.

El nuevo impulso de Draghi, que ha flexibilizado la contracción de las garantías de los préstamos bancarios a las pequeñas y medianas empresas, es la señal de que Europa aún no ha perdido la esperanza de levantar cabeza y retomar el camino de la recuperación partiendo de la normalización crediticia. La iniciativa de Draghi, siempre vigilada de cerca por los halcones de los Bundesbanks, no es la panacea para todos los males, pero es una piedra en el estanque. Los pasos dados por el Quirinale y el BCE, cada uno en su terreno, son las condiciones necesarias -estabilidad política y liquidez para el sistema productivo- para salir de la recesión más aterradora de la posguerra, pero no son suficientes. Otros tienen que hacer su parte y si hay un gobierno es hora de que dé un golpe. No basta con flotar.

Es hora de decisiones fuertes. Tanto en términos de deuda como de crecimiento. También se podrá discutir si el Ministro de Economía debería o no considerar la venta de acciones de empresas públicas cotizadas, pero está bastante claro que, con sus palabras, Fabrizio Saccomanni quería hacer entender a los mercados e instituciones internacionales que en otoño el Gobierno pretende reabrir el expediente de privatización como vehículo para reducir la deuda pública. Exactamente como lo prometió Enrico Letta en su reciente reunión con la comunidad financiera de la Ciudad.

Excelentes intenciones, siempre que los hechos lleguen pronto. Y que la reducción de la deuda vaya acompañada de intervenciones también en términos de crecimiento. Desde hace un tiempo circulan entre nuestros inversionistas institucionales excelentes ideas que el gobierno haría bien en recolectar. El presidente de Assogestioni, Domenico Siniscalco, que no por casualidad estuvo presente en la reunión de Letta con el Ayuntamiento, argumenta que parte del patrimonio de los fondos mutuos de inversión podría destinarse, en condiciones fiscales favorables a los inversores a largo plazo, a apoyar y fortalecer de nuestro sistema productivo y en particular de nuestras pequeñas y medianas empresas.

Una línea no muy diferente a la sostenida, en la reciente reunión, por el presidente de ANIA, Aldo Minucci, quien anunció la disponibilidad, bajo ciertas condiciones, de las aseguradoras italianas para actuar como inversores estables y de largo plazo en la producción italiana. sistema. Todos estos son signos interesantes que corresponde al Gobierno investigar y recopilar.

Pero el gobierno de Letta también tiene que enfrentarse al toro por los cuernos y no desclasificar la rebaja de impuestos sobre el trabajo y las empresas, que es la única forma de dar un impulso real al desarrollo y de salir del pantano de la recesión. Naturalmente, se necesitan recursos y paciencia si es necesario darle al PDL alguna decepción sobre el IMU y el IVA y algo de dolor para los sindicatos y el Pd sobre los recortes de gastos. El compromiso es la sal de la política, pero mediar no significa quedarse quieto y es hora de que el desarrollo ponga el pie en el suelo. Enrico Letta había declarado con razón, en su discurso inicial sobre la confianza, que no gobernaría a toda costa. Sacrosanto. Es hora de atreverse y desafiar a los oponentes del cambio.

Revisión