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Defensa, Italia con dos caras: gasta (poco) pero no lo dice

Según un estudio de Paul Taylor titulado "Molto Agitato", Italia mantiene desde hace años una actitud ambigua sobre el presupuesto destinado a la defensa: promete al electorado reducirlo, a la OTAN aumentarlo

Defensa, Italia con dos caras: gasta (poco) pero no lo dice

¿Cuánto gasta Italia en defensa? Es una pregunta que no tiene una respuesta sencilla, debido a la voluntad precisa del Gobierno italiano, incluso de los Gobiernos, porque el actual Ejecutivo Lega-M5S no es solo el último de una larga serie en mantener una actitud ambigua sobre el asunto.

Un estudio realizado por Paul Taylor, senior fellow de Friends of Europe, titulado "Muy agitada, Italia y la seguridad mediterránea" analiza precisamente esta ambigüedad tratando de profundizar en los puntos clave del proceso con el que la decisiones de gastos de defensa, “un procedimiento muy opaco y estudió para convencer a los aliados de que Roma está haciendo más, pero al mismo tiempo asegurando a los votantes que el gasto disminuirá”, dice el informe. De hecho, desde hace años los gobiernos italianos intentan avanzar en una doble línea: por un lado, prometen al electorado, a la Iglesia y a la oposición de turno reducir los gastos de defensa, conscientes del escaso apoyo público que tradicionalmente caracteriza el dinero gastado en despliegues militares en el exterior y los costes militares en general, por otro lado, sin embargo, garantizan a la OTAN el cumplimiento de los compromisos adquiridos en el seno de la alianza, asegurar la intención de gastar más.

Sobre Italia, “expertos italianos y de la OTAN – escribe Taylor – argumentan que podría ser un raro ejemplo de país que subestima el gasto real para evitar inflamar tanto a la opinión pública como a la iglesia.

Datos en mano, Roma es penúltimo en el ranking de los 29 países de la OTAN en términos de gasto en defensa. En cifras, el gasto alcanzó los 21.2 millones de euros a precios corrientes o los 18,5 millones a precios constantes de 2010. Este es el1,15% del PIB de 2018, "con una pequeña reducción al 1,13% prevista para 2019%", explica el informe.

Estos son los números, detrás de los cuales, sin embargo, se esconde una organización compleja que no ayuda a disolver el caos. La financiación de la defensa no procede únicamente del ministerio competente, ahora dirigido por Elisabetta Trenta, sino también del Ministerio de Desarrollo Económico y del Primer Ministro, que desembolsa cada año 1 millones de euros para operaciones exteriores.

“El sistema, con gasto distribuido entre diferentes ministerios y partidas presupuestarias, genera incentivos perversos para retener a más militares superiores de lo necesario, para comprar equipos nuevos en lugar de reparar o vender equipos viejos, y para retener cuarteles y propiedades militares sin usar en lugar de privatizarlos para generar nuevos recursos”, se lee en el informe.

¿Qué hacer para tratar de disolver el caos? Taylor propone un “reforma de las fuerzas armadas italianas adaptarlos a los desafíos del siglo XXI, aumentar su eficiencia y eficacia a través de un liderazgo más centralizado, hacer que el turbio proceso presupuestario sea más transparente y eficiente, cambiar los recursos de los costos excesivos de personal a los trágicamente deficientes capítulos de mantenimiento, entrenamiento y ejercicios, alinear los proyectos de adquisición de armas con las prioridades estratégicas europeas”.

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