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Della Valle apoya la huelga general pero vuelve a cambiar de opinión: No me meto en política

El dueño de Tod's nunca pierde la oportunidad de asombrar pero la coherencia política no es su fuerte: ahora apoya la huelga general para "abrir el diálogo" (!) pero se retracta de su compromiso político en primera persona - El único estribillo que el El ataque preliminar a Fiat y Marchionne nunca cambia: ¿culpa del Corriere della Sera?

Della Valle apoya la huelga general pero vuelve a cambiar de opinión: No me meto en política

"El final del poeta es la maravilla", decía Giambattista Marino, el autor más barroco de la literatura italiana del siglo XVII, y es probablemente en su lección que Diego Della Valle piensa cada vez que sale en televisión o habla en público. También pasó la otra noche en "Porta a porta" en casa de Bruno Vespa. Seamos claros: como emprendedor Della Valle es incuestionable y su Tod's es una empresa que no lo está haciendo muy bien estos días pero que ha triunfado en los mercados internacionales. Como demuestra toda la aventura de Silvio Berlusconi, con quien el dueño de Tod's comparte bastante bravuconería, no se dice, sin embargo, que un buen hombre de negocios pueda ser también un buen político. 

Y es que las opiniones políticas de Della Valle, que originalmente eligió como su asesor político a un verdadero gigante (!) de la materia como Clemente Mastella, a menudo nos hacen sonreír y, junto a una mezcla de populismo y provincianismo, parecen apuntar más a asombrar que analizar la realidad de las cosas. Hasta hace unas semanas, disparando a cero puntos al primer ministro Matteo Renzi, Della Valle había presagiado su compromiso directo con la política y su intención -no se sabe en qué calidad- de acercar su lista de personalidades al Jefe de Estado con quien para formar un nuevo gobierno. Ahora un paso atrás, en realidad tres. ¿Pasar directamente a la política? "No", dijo gracias a Bruno Vespa, aunque "las personas más visibles deben ponerse a disposición". 

En cuanto a Renzi, de quien fue amigo y partidario por primera vez, para luego atacarlo de frente, Della Valle está ahora a mitad de camino: ni abrazos ni puñaladas: "Tenemos -ahora dice el dueño de Tod's- un meta final y pasos de un camino que no se comparte”. Della Valle ya no piensa que el Gobierno deba ser reemplazado por completo con su propia lista de hombres nuevos sino que sugiere "cambiar algunos ministros". Sobre la huelga general de la CGIL y la UIL Della Valle en cambio tiene dulces palabras argumentando “que si pone a los partidos en una mesa es positivo”. Por supuesto, el diálogo es un poco caro si, para iniciarse, requiere un golpe cada vez, pero estos, como sabemos, son tiempos extraños.

El único estribillo de Della Valle que nunca cambia y se ha vuelto, por decir lo menos, empalagoso es su ataque perjudicial a Fiat, John Elkann y Sergio Marchionne "un caballero que no entiende nada de autos". Y no importa que Marchionne heredó hace diez años un grupo como Fiat que estaba técnicamente en quiebra y lo convirtió en el séptimo grupo automotriz más grande del mundo. Pero, ¿de dónde viene este odio de Della Valle contra Fiat? ¿Quizás por el hecho de que no toca la pelota en Corriere della Sera y RCS, donde tiene una participación minoritaria? Pensar mal, ya sabes, te hace pecar, pero a veces lo tomas.

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