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De la pasión alemana a la polémica condena de 97: el nuevo premier francés Jean-Marc Ayrault

Apasionado por Alemania desde temprana edad, conoce perfectamente su idioma y su cultura: el nuevo inquilino de Matignon, designado hoy por el presidente Hollande, será por lo tanto una carta de triunfo en las relaciones con Berlín, a partir de la reunión de esta noche con Merkel – Arriba Sin embargo, Ayrault lleva la mancha de una condena por favoritismo en un concurso público.

De la pasión alemana a la polémica condena de 97: el nuevo premier francés Jean-Marc Ayrault

sesenta y dos años, Alcalde de Nantes desde 1989, diputado desde 1986 (desde la época de la primera presidencia de Mitterrand..), líder de grupo de los socialistas en la Assemblée Nationale (la Cámara francesa) desde 1997. Perfil político respetable, el de Jean-Marc Ayrault, nuevo primer ministro designado por el presidente de la República François Hollande, que desde hoy tiene lugar en la silla de Matignon a François Fillon.

Ayrault fue elegido por su valioso currículum pero sobre todo por su profundo conocimiento de Alemania, de la cual estudió lengua y cultura en la universidad (y donde también vivió un tiempo), que seguro le vendrá bien al nuevo inquilino del Elysée en un contexto en el que las relaciones con Berlín -esta noche el primer encuentro con Angela Merkel de forma inmediata- prometen ser especialmente complicadas, por la sobre la base de las conocidas diferencias sobre la visión del futuro de Europa. Germanófilo acérrimo, Ayrault fue, de hecho, la sombra de Hollande en los delicados asuntos alemanes ya durante la campaña electoral, por lo que su nombramiento adquiere un fuerte valor diplomático.

Sin embargo, si el nuevo primer ministro será fácilmente exportable, los problemas con respecto a su nombramiento vienen más bien desde adentro. Y son provocados por uno Condena recibida por Ayrault en 1997 del tribunal de Nantes a seis meses de prisión con libertad condicional y multa de 30 francos (4.500 euros) por favoritismo en la adjudicación de un contrato público. El alcalde de la ciudad del oeste de Francia fue acusado de haber concedido ventajas injustificadas a la editorial que había publicado 'Nantes Passion', el periódico del Municipio, entre 1989 y 1994.

”Mi honestidad personal nunca ha estado en entredicho -se defendió enérgicamente el nuevo primer ministro-: el enriquecimiento personal o la financiación política nunca estuvo en cuestión. Era una historia que no me afectaba personalmente pero de la que yo era responsable como alcalde", añadió Ayrault, recordando además que "sucedió hace 15 años, Nunca he ocultado nada, especialmente a los ciudadanos de Nantes que, de hecho, me reeligieron dos veces más.”. El abogado Jean-Pierre Mignard también intervino para ayudar a su cliente, quien entre otras cosas recordó que la sentencia fue cumplida y por tanto "cancelada con la rehabilitación de 2007: por tanto, ya nadie puede invocarla, salvo incurrir en delito".

Sin embargo, el problema, planteado en voz alta por el partido de la oposición, la UMP del ex presidente Sarkozy, y por la prensa transalpina, es que Hollande ha hecho de la moralización de la vida pública el punto fuerte de su campaña electoral, asegurando en una entrevista del 15 de abril con Le Journal du Dimanche que no incorporaría a su personal a ninguna persona sujeta a investigación o condena: “Nos aseguraremos de que si los funcionarios electos, socialistas u otros, son condenados por actos de corrupción, no podrá volver a aplicar durante 10 años. Y no querré a nadie juzgado o condenado a mi alrededor”, había dictaminado el entonces candidato de izquierda.

Quien ahora, inevitablemente pero solo a través de sus portavoces, da marcha atrás en parte: "Fue un momento, una distracción -le dijo a Canal + el socialista Vincent Peillon, consejero cercano de Hollande-, y Ayrault asumió sus responsabilidades, dejando que la justicia siguiera su curso y sin siquiera apelar”.

Cita polémica y clima incandescente, precisamente el día de laasentamiento hollande: ¿el primer gol en propia puerta del nuevo presidente o simplemente el canto del cisne de los perdedores que buscan el último punto de apoyo para desviar la atención de la amarga derrota electoral? En caso de duda, por suerte para Hollande y Ayrault, esta noche volamos inmediatamente a Berlín.

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