Las poderosas fuerzas externas desencadenaron la recuperación italiana. El balance de los indicadores económicos, sin duda, se inclina hacia la suba del PIB. El signo de interrogación sigue siendo la velocidad, que los pedidos, las expectativas y los principales índices se han estado acelerando desde la primavera. Tal y como escribió el CSC hace tres meses, las nuevas previsiones publicadas por varios institutos se revisan al alza; los valores siguen siendo adecuadamente conservadores porque tienen en cuenta el hecho de que Italia padecía un crecimiento lento antes de la crisis. La propia crisis ha puesto frenos extraordinarios: alto desempleo, contracción del crédito, gran capacidad ociosa, sector inmobiliario frágil, márgenes de beneficio en su punto más bajo y ahorros por reponer dificultan el reinicio de la demanda interna y las actividades productivas.
Para cada uno de ellos, sin embargo, hay señales tranquilizadoras de que el control se está aflojando. En este escenario, con el Def el Gobierno mitiga correctamente la postura restrictiva de la política presupuestaria; en términos de inversiones públicas, los fondos europeos y los márgenes de flexibilidad para su cofinanciación deben utilizarse en su totalidad. Es imperativo, tanto para tener margen de maniobra en las finanzas públicas como para elevar el potencial del país, mantener el listón recto en las reformas. Que son el combustible para alimentar la confianza de los socios y de los mercados financieros, que vuelven a estar en alerta ante el riesgo de estancamiento en las negociaciones sobre Grecia.
El contexto global sigue siendo favorable: en EE. UU., el clima, las huelgas portuarias, las consecuencias de la detención del auge del sector petrolero y la fortaleza del dólar han frenado el crecimiento, que se espera recupere fuerza; China está en un aterrizaje pilotado, pero seguirá siendo un poderoso motor de desarrollo mundial; la Eurozona, con el mayor peso de las exportaciones italianas, mejora progresivamente; las condiciones en Brasil y Rusia son difíciles pero no están empeorando. Los tipos de interés se mantendrán bajos durante mucho tiempo, mientras que los tipos de mercado bajarán gracias al BCE.
