Cristiano Rattazzi, hijo de Susanna Agnelli, es más argentino que italiano. Vive principalmente en América del Sur donde es presidente de Fiat Argentina, además de cuidar los intereses familiares que incluyen una gran propiedad agrícola”. La victoria del presidente Kirchner es incuestionable. Su gobierno puede presumir de años de buenos éxitos económicos y la oposición prácticamente ha desaparecido. Fiat, por ejemplo, estableció un récord de producción en septiembre en su planta de Córdoba. A Iveco le está yendo bien y ahora CNH está planeando una gran inversión para fortalecer su presencia en el país”.
Por lo tanto, Argentina no se ha visto afectada por la crisis mundial y ha seguido creciendo. “Hace dos años –dice Rattazzi– hubo un momento de incertidumbre pero se superó sobre todo gracias al alto precio de la soja que llegó a 530 dólares el quintal, y siendo Argentina el mayor productor de soja del mundo, esto ha representado un formidable motor de las exportaciones y, por tanto, soporte de toda la economía. Ahora, sin embargo, el precio ha bajado hasta los 440 dólares, todavía muy por encima de la media histórica que ronda los 230 dólares. Luego están los impuestos a la exportación de soja que reducen los ingresos de los agricultores. El futuro de la economía de este país dependerá, por tanto, de la evolución del precio de la soja y, dado el gran desorden de la economía mundial, no es fácil hacer previsiones fiables”.
El Fondo Monetario Internacional y varios institutos de investigación independientes sostienen que la inflación no es del 10 por ciento como dicen las estadísticas internas, sino que casi se duplica. En los próximos meses, esto impondrá importantes restricciones a cualquier política para apoyar la situación económica, en caso de que sea necesario. Además, la devaluación de su moneda por parte de Brasil, que llevó el real de 1,5 a 1,9 frente al dólar, plantea un problema de competitividad para Argentina.
“Efectivamente hay algunas nubes en el horizonte que requerirán una gestión muy cuidadosa por parte del nuevo ministro de Economía que cambiará porque el actual pasará a ser vicepresidente. Con una inflación lo suficientemente alta y que se verá apoyada por los inevitables ajustes en las tarifas energéticas, no será posible seguir una política cambiaria similar a la de Brasil que puede permitirse el lujo de ver aumentar su inflación en algunos puntos, que rondaba los 5 por ciento cien La devaluación de Brasil ciertamente es un mal golpe para la competitividad argentina considerando que más del 80 por ciento de sus exportaciones están dirigidas a Brasil”.
En otras palabras, parte de la crisis mundial corre el riesgo de afectar también a la Argentina, que sin embargo es una tierra de grandes recursos y que en los últimos años también ha visto nacer un sector de tecnologías modernas.
“Ciertamente la presidenta – concluye Rattazzi – está muy proyectada hacia el futuro, incentiva la difusión de las nuevas tecnologías y todas las producciones vinculadas a la nueva economía. Sin embargo, algunas de las condiciones internacionales que han impulsado la economía del país en los últimos años están cambiando y conducen a una mayor incertidumbre. Por tanto, habrá que ser conscientes de que con el viento menos favorable habrá que elegir las políticas adecuadas para mantener un ritmo de crecimiento alto como ha sucedido en los últimos años”.
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