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Conte-ter o nuevo primer ministro para nuevo gobierno: cheque en la encrucijada

Conte intentará reconciliarse con Renzi y sentar las bases de su tercer gobierno, pero en caso de fracaso, el Palazzo Chigi cambiará de inquilinos: las elecciones anticipadas siguen siendo muy poco probables - Renzi fija el 28 de diciembre como fecha límite: o acuerdo o salida del Gobierno - Las señales de Berlusconi y Salvini – Aquí están las hipótesis en el campo

Conte-ter o nuevo primer ministro para nuevo gobierno: cheque en la encrucijada

Acorralado por la ofensiva de tambores de Matteo Renzi, que también refleja el descontento de gran parte del Partido Demócrata y el Cinco Estrellas por la falta de colegialidad en el Gobierno, el primer ministro Giuseppe Conte ha entendido que ya no puede exorcizar la disidencia que se está gestándose en la mayoría y que es inevitable tomar el toro por los cuernos y sacar las cartas. Este es el sentido político de la los cara a cara que Conte inició esta tarde con el M5S y Pd y que mañana tendrán su colofón con un enfrentamiento directo con Matteo Renzi. El primer ministro quiere entender si, tras la embestida de Renzi en el Senado y de las columnas de El País, todavía hay espacio para la mediación para tratar de recomponer las filas de una mayoría cada vez más deshilachada. La suya es una jugada forzada, pero los números son números y sin el voto de los parlamentarios renzianos en el Senado, el Gobierno ya no tendría mayoría y Conte debe abandonar el Palacio Chigi. Para salvar su escaño, el abogado del pueblo debe prepararse para satisfacer las tres peticiones perentorias de Renzi, que ni siquiera desagradan a los demás aliados del gobierno: a través de la sala de control, re-discusión de la distribución de los 209 mil millones del Fondo de Recuperación – sobre todo de la miseria reservada a la sanidad (9 mil millones) y al turismo (3 mil millones) – y adiós a la Fundación de Ciberseguridad.

Está claro que Conte intentará resistir y, si logra enmendar la desavenencia con Renzi, podrá ser titular. tras una crisis controlada y el consiguiente debate parlamentario, hacia la Conte-ter con la remodelación del gobierno anexa. Pero el tiempo se acaba, porque Renzi ha fijado la fecha de la 28 diciembre: o el primer ministro se echa atrás o el líder de Italia Viva retira a sus ministros del gobierno.

Pero, ¿y si la brecha entre Conte y Renzi resultara insalvable? Hay quienes dicen que la legislatura se deslizaría hacia el plano inclinado del elecciones anticipadas. Pero es completamente improbable, no solo porque votar en tiempos de pandemia sería - eso sí - muy arriesgado, sino porque, en la certeza de no ser reelegido a las Cámaras por el corte de parlamentarios buscados por el Cinco Estrellas, es seguro apostar que diputados y senadores actuales se pelearían por defender sus escaños en una legislatura - no lo olvidemos - que a principios de 2022 deberá elegir al nuevo Presidente de la República. La misma voluntad repentina mostrada por el líder de la Lega, Matteo Salvini, de contribuir a un gobierno de transición y la voluntad de converger con la mayoría actual mostrada hoy por Silvio Berlusconi desde las columnas de Corriere della Sera son una señal más que elocuente.

¿Entonces? Entonces los próximos días o semanas servirán para aclarar la verdadera alternativa en el campo, que no es Conte ni las elecciones sino Conte-ter o nuevo primer ministro con la misma mayoría política. Los primeros días de la virtual crisis política en curso ya han sacado a la luz un punto y es cómo, descartando las elecciones anticipadas y descartando la hipótesis de una nueva mayoría, el cargo de primer ministro se ha vuelto discutible, porque, más allá de las declaraciones de fachada, ni Nicola Zingaretti ni Luigi Di Maio están dispuestos a sacrificarse por Conte ante la apremiante ofensiva de Renzi.

Por supuesto, si todas las fuerzas políticas estuvieran de acuerdo y si la persona interesada estuviera disponible, sería más que inteligente confiar la gestión del Fondo de Recuperación y la reconstrucción del país a un primer ministro de la más alta competencia y de gran prestigio internacional, pero, en la actualidad, un cargo de primer ministro de Mario Draghi es poco más que un espejismo.

Al fin y al cabo, una vez más los números son números y, más allá de las muchas escisiones sufridas, el Cinco Estrellas sigue siendo la primera fuerza del Parlamento y si se evapora la presidencia de Giuseppe Conte, que fue y es su expresión, les toca plantear una nueva candidatura para Palacio Chigi. No por casualidad ayer la República titulado así: "Si cae el primer ministro, ¿está Di Maio ahí?” y agregó que “su nombre está en la pole position en caso de un cambio en el Palazzo Chigi”.

El Partido Demócrata e Italia Viva también podrían converger en una presidencia de Di Maio, reserva dos vicepresidencias fuertes para sus líderes y con la vista puesta en la futura batalla por el Quirinal, pero paradójicamente es el propio Di Maio quien duda. El riesgo de fracasar o ser acribillado por fuego amigo y abrumar al Cinco Estrellas es alto, muy alto. Pero la ambición del Canciller es conocida y él es el primero en saber que muchas veces en la vida el tren pasa una sola vez. Ahora o nunca. Aquí porque la hipótesis de Di Maio es muy problemática pero no es del todo descabellada. Los próximos días nos dirán si su candidatura puede ganar altura bajo el árbol de Navidad o si está destinada a esfumarse antes de nacer.

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