“Nunca pensamos en dejar el euro o Europa. Estamos muy cohesionados y nos gustaría ser juzgados por los hechos. A veces las palabras se pueden escapar, a mí también me pasó, pero lo que importa son los hechos”. Comienza con estas palabras. El primer ministro Giuseppe Conte, en su estreno mundial en el Foro Ambrosetti The European House, en Villa d'Este en Cernobbio. La intervención del Primer Ministro completa así una jornada en la que la política arrebató el protagonismo a las finanzas, habitualmente protagonistas a orillas del lago de Como: a la hora de comer había pisado el escenario favorito de las "fuertes potencias" italianas e internacionales también el Ministro del Interior Matteo Salvini, principalmente en el tema de la inmigración.
Conte, por su parte, fue llamado a rendir cuentas ante el inminente gran desafío del nuevo gobierno: la ley de presupuestos. El presidente del Gobierno no dio indicaciones precisas sobre los números, sino que citó al gran economista Federico Caffè y su célebre cita en la que denuncia la sustitución de los hombres por los números: "La maniobra apunta ante todo a ejercer una prerrogativa del gobierno, a saber, que lanzar una política económica con una perspectiva de cinco años. Cada tanto los diarios hablan de elecciones anticipadas, demostraremos que no es así con la maniobra económica que estamos preparando en las últimas semanas y que pretende ejercer una política de perspectiva quinquenal. Es por ello que algunas medidas se introducirán gradualmente. Incluso antes del 3%, las restricciones derivan de la deuda pública, la pobreza, el bajo crecimiento y la baja productividad y la alta tributación”.
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El primer ministro definió entonces la línea a seguir como la de la "macroeconomía del buen padre de familia, que si sigue endeudándose será cada vez más pobre, porque ya nadie le dará crédito". El objetivo por tanto sigue siendo la reducción de la deuda y luego el de medidas estructurales que modifiquen “las infraestructuras intangibles. Para los materiales lleva más tiempo, mientras que para los inmateriales las pautas que estamos siguiendo son básicamente tres: lucha contra la pobreza, a través de la renta básica; justicia fiscal y simplificación a través de la reforma fiscal; la productividad laboral a través de la inversión y las reformas. Si es necesario, también se reformará el código civil, como han hecho recientemente nuestros amigos franceses, con el objetivo de hacer su país más atractivo para los inversores”.
Conte enfrentó entonces rápidamente una serie de otras prioridades, muchas de las cuales ya son conocidas: la lucha contra la corrupción, con el proyecto de ley recién aprobado por el Consejo de Ministros, la simplificación burocrática, la digitalización de los servicios públicos. Por último, un pequeño pinchazo al público de empresarios que lo escuchaba: “La política tiene grandes responsabilidades, aunque no podamos asumirlas todas porque acabamos de llegar. Pero el mundo empresarial también tiene responsabilidades en el atraso del país. Solo puedo decir que ahora lo pondremos en condiciones de causar una buena impresión”.
