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Congreso de la CGIL, demasiadas ilusiones en el camino de Madrid y París y cuántas pifias en la lucha contra la precariedad laboral y las pensiones

La CGIL de Landini ha hecho del modelo español un estandarte en la lucha contra la precariedad pero no se ha dado cuenta de sus límites a los planes de pensiones privilegiados y a un aumento razonable de la edad de jubilación

Congreso de la CGIL, demasiadas ilusiones en el camino de Madrid y París y cuántas pifias en la lucha contra la precariedad laboral y las pensiones

''Y haremos como España…'' Se trata de una actualización de una vieja canción popular de principios del siglo XX, que ensalzaba a la Rusia de la Revolución de Octubre. Hoy para la izquierda política y sindical, el país líder es otro: España que ha marcado la pauta en materia de trabajo, recortando lo que Maurizio Landini define la "precariedad desenfrenada" con especial referencia a los contratos de duración determinada. elly schlein lo había escrito en su moción. '' Debemos limitar el uso de contratos de duración determinada empezando por las de muy corta duración, como se ha hecho en España con organizaciones patronales y sindicales, y hacer que la contratos estables'".

Landini: hay que acabar con los contratos de duración determinada que nos impiden hacer planes

El primero en agitar, como un garrote, la nueva disciplina que entró en vigor el 1 de enero fue el dirigente de Uil Pier Luigi Bombardieri, quien se presentó el año pasado en la asamblea organizativa de la CGIL anunciando que su organización le pediría al gobierno que siguiera laejemplo de españa donde contratos a plazo eran abolido. Obviamente, como veremos, Bombardieri estaba diciendo una verdad a medias (que es al mismo tiempo una mentira a medias). Con esta propuesta concreta, el secretario de la Uil había acudido en ayuda de Landini, que ya había tronado en su informe introductorio: ''Debemos poner fin a esta forma de trabajo que impide cualquier proyecto de vida a muchos jóvenes, muchas mujeres, lo que dificulta el crecimiento y desarrollo del Sur. No más precariedad significa anular formas de trabajo que niegan la dignidad de las personas y favorecen su explotación”.

La receta de la CGIL en parte tras los pasos de España

Y aquí están los soluciones indicado por CGIL: '' introducir un contrato único de inserción laboral con una aportación formativa y orientado a la estabilidad en el empleo; condicionar la financiación pública y las subvenciones a las empresas a la estabilidad laboral; superar el principio aberrante de que se puede ser pobre trabajando. No más precariedad -reiteró Landini- significa que en las empresas, en los lugares de trabajo públicos y privados, se deben abrir conflictos para la estabilización de los trabajadores precarios”. el XIX Congreso de la CGIL que comienza el 15 de marzo en Rímini y finaliza el 18 de marzo ha querido garantizar una interpretación auténtica del compromiso llevado a cabo por el Gobierno de Sánchez, invitando al Ministro de Trabajo la española Yolanda Díaz y pidiéndole que intervenga en el debate.

A partir del 1 de enero, los contratos de duración determinada no pueden durar más de seis meses (o un año en presencia de convenios colectivos) y las empresas pueden utilizarlos durante no más de 90 días en un año. Como puede verse, es exagerado hablar de ''abolición''. El discurso que se esperaba de la ministra en Rímini lo adelantó Collettiva, el diario online de la CGIL, donde se escribe lo siguiente: ''Los resultados fueron difundidos por Sepe, el Servicio Público de Empleo de España, que también destacó los datos sobre empleo juvenil. . La tasa de paro de los menores de 25 años -que en los años posteriores a 2008 había alcanzado picos del 55%- ha descendido al 31%, ahora, y finalmente para este grupo de edad, los empleos fijos también aumentan un +142% en los últimos once meses. Pero no es casualidad: 2022, de hecho, ha sido el año de la reforma del mercado laboral español gracias a un acuerdo alcanzado en la Nochebuena de 2021 entre sindicatos, gobierno y empresarios. El acuerdo ha derribado -ya la luz de las estadísticas ahora desmentidas- los paradigmas neoliberales'' (vade retro Satana!, ed).

Pero la diferencia radica en las reglas de despido.

Es una pena que estas felicitaciones se limiten a observar el árbol, pero no el bosque o más bien la disciplina vigente en Ispania felix en lo que se refiere, no sólo a la entrada sino también a lasalida del mercado laboral. Y aquí el burro cae por la carga excesiva de omisiones. La diferencia entre la disciplina de la relación laboral española con la italiana se refiere principalmente a la reglas de despido.
Si el juez laboral español, ante la apelación del trabajador, considera el despido como "improcedente" (ilegítimo), condena a la empresa a pagar al trabajador despedido una indemnización equivalente a 33 días de salario por año de servicio, hasta un máximo de 24 meses. No parecen necesarias muchas explicaciones para identificar las diferencias con el sistema de desistimiento vigente en Italia (hay vagas similitudes con las disposiciones del contrato indefinido con protecciones crecientes a que se refiere el Decreto Legislativo n.° 23/2015, ahora también aborrecido por el p.d.).
Aquí - antes de la ley n. 604/1966 (que introdujo la causa justificada) y la ley n. 300/1970 (que estableció la obligación de reinstalar) - cuando el despido ad nutum estaba en vigor de conformidad con el artículo 2118 del código civil (vi era sólo la obligación de preaviso), el uso del trabajo a plazo fijo estaba severamente limitado por la ley n. 230/1962 que sancionaba la causalidad estricta, hasta el punto de que el despido antes de la fecha de vencimiento solo era posible por justa causa. Entonces, sería oportuno prestar atención a los cambios que se han producido aquí en el mercado laboral. Según el Observatorio (que tiene la vaguedad de definirse como ''del precariado'' según la vulgata común) las contrataciones activadas (no se trata del todo de nuevo empleo) por parte de empleadores privados en los primeros diez meses de 2022, fueron 6.935.000, con un aumento del 14% respecto al mismo período de 2021. El crecimiento involucró todo tipo de contratos: se contrataron 1.196.000 personas con contrato indefinido, que registró el crecimiento más marcado (+24%); También es significativo el aumento de las distintas modalidades de contratos de duración determinada, con 609.000 contrataciones de trabajadores temporales (+20%), 299.000 para prácticas (+14%), 3.014.000 para contratos de duración determinada (+13%), 909.000 para trabajadores de temporada (+11%) y 907.000 para trabajadores temporales (+7%). Después de 2015 -confirma el Observatorio- nunca se había registrado un número tan elevado de contrataciones indefinidas en los primeros 10 meses del año. Las transformaciones por contratos de duración determinada en los diez primeros meses de 2022 ascendieron a 628.000, mostrando un incremento muy fuerte respecto al mismo periodo de 2021 (+56%). En el mismo período, las confirmaciones (98.000) de relaciones de aprendizaje al final del período de formación marcan un aumento del 6% respecto al año anterior. En los diez primeros meses de 2022, el conjunto de cambios de contratos indefinidos (de contratos de duración determinada y de aprendizaje) alcanzó el nivel máximo de los últimos diez años, incluso superando el alto nivel anterior registrado en 2019 también por el efecto de la “Decreto Dignità” (un rotundo fracaso cuya aplicación fue suspendida muy pronto). A partir de marzo de 2021, el saldo anualizado registró una dinámica positiva continua, lo que inicialmente indica la rápida recuperación de los niveles de empleo previos a la pandemia y, posteriormente, un mayor crecimiento significativo, aunque en la fase de desaceleración.

París arde en protesta por la reforma de las pensiones

Mientras tanto – como se titulaba una vieja película – ''París arde''. Desde hace semanas todo el país se encuentra paralizado por marchas, manifestaciones, bloqueos de todo tipo para protestar contra la reforma de pensiones propuesta por el Gobierno de Macron. Los camioneros han establecido barricadas que hacen que el transporte se vuelva loco. El tráfico ferroviario y las líneas de metro se vieron severamente interrumpidas. Pero cuando los sindicatos violan todas las reglas de la convivencia civil, demuestran su debilidad. El presidente pretende salir adelante pese a la falta de mayoría en la Asamblea Nacional, la oposición de los extremos, las incertidumbres de los ex gaullistas. El casus belli es la elevación de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030, acompañada también de un alargamiento -hasta 43 años en 2027- de los años de cotización útiles para percibir la pensión máxima.

El régimen único planteado por el gobierno francés en línea con el pensamiento de la CGIL

Pero la verdadera cuestión de la que se habla poco consiste en laintención del gobierno llegar, al menos para las nuevas contrataciones, a un régimen uniforme lo que dejaría atrás los 42 regímenes y cajas de seguridad social actualmente vigentes con tratamientos objetivamente privilegiados. ¿Es posible que la CGIL no se haya solidarizado con los compañeros de más allá de los Alpes? Colectivo escribió: ''Es una reforma, como declaró la propia Premier Borne, funcional para evitar el aumento del déficit y para evitar que el sistema de pensiones francés se mantenga en equilibrio a través del aumento de impuestos. Una reforma, por tanto –como señalan los sindicatos franceses– que es hija perfecta de esa cultura de austeridad que ha regido las opciones económicas y políticas de Europa durante muchos, demasiados años”. Deberíamos estar consternados: los déficits serían parte de una cultura progresista, mientras que el equilibrio de las finanzas públicas sería un regreso a abominables prácticas de austeridad. Además, para el cálculo de la pensión existe un único régimen basado en un sistema de puntos, un Nuevo método lo que parece empatizar con el de nuestro sistema de cotizaciones previsto en la reforma Dini de 1995 que el gobierno y el Parlamento redactaron y aprobaron bajo el dictado de la CGIL, CISL y UIL.

Il tratamiento único, en Francia, anularía las concesiones de muchas categorías, cuyos regímenes actuales permiten calcular las pensiones en función de los años de cotización más favorables. A los que simpatizan hoy con los sindicatos franceses hay que señalarles que, en Italia, la batalla por la uniformidad de las reglas, la superación de los privilegios, y no sólo por las nuevas contrataciones, la libraron las grandes organizaciones confederales, compitiendo contra la resistencia también dentro de sus cuerpos asociativos, particularmente en el sector público y en los servicios públicos. A mediados de la década de 90, la estructura del sistema legal de pensiones italiano constaba de hasta 47 planes de pensiones (administrados por docenas de instituciones de seguridad social). Tras una serie de procesos de unificación, desde 2012, la seguridad social obligatoria en Italia se compone de dos grandes polos públicos: INPS que incorporó todas las entidades de previsión, previsión, empleo, apoyo a la renta y prestaciones familiares (que recientemente incorporó también al Inpgi); uña que incorporó a todos los organismos que prestan servicios de prevención de accidentes. Pero más que la dimensión de los procesos organizacionales, cuya culminación ha sido bastante conflictiva por muchas razones comprensibles, el aspecto más importante derivado de décadas de reformas/contrarreformas ha sido la paulatina pero creciente unificación de las reglas, en los criterios generales (trabajador por cuenta ajena y autónomo) y en la normativa específica (trabajador por cuenta ajena). Fueron precisamente los sindicatos los que pidieron la supresión de los privilegios, en primer lugar entre el trabajo público y el privado, y la supresión de los fondos especiales. ¿Qué debemos pensar? ¿Que los repudios, arrepentimientos, autoflagelaciones de la izquierda política y sindical afectarán también las elecciones que hagan en materia de pensiones? Ciertamente la plataforma que llevan años presentando a los gobiernos que se han sucedido en la pasada legislatura no es un ejemplo de rigor, tanto que nadie se lo ha tomado en serio hasta ahora. Ni siquiera, por ahora, el Gobierno de Meloni, pese a las similitudes con las peticiones de la Liga. Pero nos gustaría ahorrarnos el ''mal francés''.

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