En Francia, Coca-Cola se vuelve ecológica. El pasado octubre de 2013 ya había inaugurado una coempresa fundada con Appe, líder europeo de Pet. Por último, así se llama el laboratorio ubicado en Borgoña en Sainte-Marie-la-Blanche, que recupera botellas de plástico usadas de Coca-Cola, recogidas en colaboración con los Ayuntamientos, para convertirlas en gránulos de plástico reciclado. En Infineo se invirtieron 8.700.000 euros, lo que permitió aumentar su capacidad productiva en un 70%. Paralelamente, también se creó un centro educativo que se ha fijado el objetivo de acoger cada año a 5.000 jóvenes para concienciarles sobre la importancia del reciclaje.
Seis meses después, la empresa estadounidense ha dado un paso más en su estrategia francesa de desarrollo sostenible. En efecto, el martes 17 de junio inauguró oficialmente su primer 'atelier des préformes français', ubicado en Grigny, uno de los cinco polígonos industriales de Coca-Cola Enterprises (Cce) en el país. Nacidas de la transformación de los gránulos producidos por Infineo y combinados con resina reciclada, las 'préformes', una especie de pequeño tubo, son luego 'soplados' para convertirse en botellas. Los primeros se crearon el pasado mes de diciembre y la capacidad del taller le permitirá producir hasta 1,5 millones al día.
A partir de esta iniciativa, Coca-Cola establece una economía circular que parte del reciclaje de sus botellas para fabricar otras nuevas que luego serán reinsertadas en el ciclo productivo. “Actualmente en Francia solo se recicla una de cada dos botellas” – señala Arnaud Rolland, responsable de desarrollo sostenible de la CEC. “Nuestra misión es alentar a los consumidores a guardar las botellas de plástico porque se necesitan recolectar más botellas para ejecutar el ciclo”.
La compañía se ha comprometido a reducir sus emisiones de carbono en un tercio para 2020.
