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Cgil, choque abierto entre populistas pro-M5S y reformistas tras Camusso

La batalla parlamentaria en curso en la CGIL entre los partidarios de Landini como sucesor de Camusso y los de la Colla es cada vez más encarnizada y va más allá del ámbito sindical y opone a quienes -apoyando a Landini- hacen un guiño al populismo del Gobierno y a quienes -con la candidatura de Colla - quiere retomar el camino de las reformas defendiendo la plena autonomía del sindicato

Cgil, choque abierto entre populistas pro-M5S y reformistas tras Camusso

En la confederación sindical italiana más importante está en marcha un debate muy amargo y divisivo que ha salido a la luz clamorosamente. En otros tiempos, cuando el gremio (la referencia no concierne sólo a la CGIL) era todavía un interlocutor fundamental en el contexto de la sociedad civil, los medios de comunicación se habrían lanzado de cabeza a esta polémica sin precedentes, mientras que ahora dedican sólo unas breves palabras de paso. lo. Recapitulemos los hechos. En el próximo Congreso Susanna Camusso, habiendo llegado al final de su mandato, dejará la secretaría general. Su próxima asignación debería ser incluso la dirección de la CISL internacional. En los últimos días -tras realizar una consulta informal- consideró que había llegado el momento de proponer el nombre de su sucesor y, con el consentimiento de la mayoría del secretariado, señaló a Maurizio Landini. El exdirigente de Fiom ya no es el descamisado que dirigía a los metalúrgicos (donde recogió -como recuerdan sus oponentes- sólo amargas derrotas).

En los últimos años ha demostrado que tiene el cinismo necesario para entender que París bien vale una misa. Así, antes de pasar a la máxima confederación, accedió a estipular -de manera unitaria- una renovación contractual que antes habría rechazado con indignación. Y, lo que es más significativo, logró que lo aprobaran -demostrando una capacidad de liderazgo que roza el fideísmo- la gran mayoría de aquellos trabajadores que le siguieron -en los siglos fieles- cuando los llamó a la huelga contra los molinos de viento. En una sociedad con imagen, Landini (aunque en evidente declive con respecto a actuaciones pasadas) es una de las personalidades más conocidas del sindicalismo italiano, a diferencia del reformista Vincenzo Colla (el otro candidato) que es conocido sólo dentro de la organización donde ocupó cargos de notable importancia. Si logra ocupar el lugar que ocupó Giuseppe Di Vittorio, Luciano Lama y Bruno Trentin, Landini será el primer "sandinista" (como se definen los seguidores de Claudio Sabattini) en ingresar no solo al secretariado confederal, sino también convertirse en su secretario general. .

Sin embargo, la candidatura de Landini ha suscitado varias críticas y opiniones contrapuestas autorizadas (el periódico en línea "Il diario del lavoro" fundado por Massimo Mascini, ex periodista sindical de antaño, de Il Sole 24 Ore lo informa con gran franqueza cuando el sindicato era todavía una tema interesante para la opinión pública). Por lo tanto, era inevitable que, tarde o temprano, las publicaciones en las redes sociales llevaran a la confrontación en los órganos de gobierno. El asunto se incorporó al orden del día del Consejo de Administración el 27 de octubre. En este caso, los partidarios de Landini tienen la mayoría. Por lo tanto, era de interés del componente que está del lado de la Colla, llevar el problema a la Asamblea General donde el equilibrio de poder es más equilibrado. Así, según se ha filtrado, la sesión del Comité Directivo de la “Gran Madre” se desarrolló como si se tratara de una reunión de condominio, caracterizada por escaramuzas procedimentales más que por debate político propiamente dicho.

Durante la discusión, los integrantes del secretariado a favor de Landini presentaron un documento cuya aprobación hubiera requerido la asunción - por parte de la Junta saliente - de la candidatura del ex líder de la Fiom. En ese momento un directivo cercano a Landini planteó una cuestión de orden para cerrar el debate y proceder a la votación, provocando así la salida del área de la Colla de la sesión y con ello la desaparición del quórum, así como la consecuente suspensión de algunos puestos de trabajo. La CGIL, por tanto, se parte por la mitad, en pleno Congreso. Pero, ¿por qué se ha despertado una oposición al liderazgo de Maurizio Landini? Su elección a la secretaría general tendría una dirección política clara no solo para la CGIL, sino para toda la izquierda. A diferencia de Vincenzo Colla –acérrimo opositor del superpopulismo rampante también entre las filas de la Confederación (el 30% de los inscritos el 4 de marzo votaron por el M5S y el 10% por la Lega)–, Landini nunca ha tomado una posición clara frente al gobierno y la mayoría amarillo verdoso.

Por el contrario, ha concedido reiteradas apreciaciones -que a la vista de los hechos hubiera hecho bien en escatimar- sobre las medidas adoptadas (véase el decreto de dignidad) y sobre las promesas promulgadas sin mesura por los dos vicepresidentes de la Concejo. Es por ello que, si esa fuera la orientación que tomará la CGIL en los próximos meses, es de temer que el Congreso del Partido Demócrata (suponiendo y no concediendo que se celebre) también se vea afectado. Después de todo, ¿cómo podría ser de otra manera? La confederación de Corso Italia es el último pastillero desde el que la izquierda reformista aún podría disparar algunos tiros. Pero, tal como han resultado las cosas, parece prevalecer el principio (perjudicial) de que es mejor quedarse con los trabajadores incluso cuando cometen un error. Como escribió Emilio Miceli, líder de los químicos, "no sólo estamos en presencia de un gobierno que tiene una línea de política económica y social que no compartimos, sino también de una clase dominante que nos aleja, al mismo tiempo , de Europa y de la democracia tal y como se recoge en la Constitución.

Una auténtica revolución (¡en esto han cumplido su palabra!) que hace del nacionalismo, el debilitamiento de la democracia y el racismo sus puntos fuertes. En todas partes la democracia se está transformando: en Italia corre el riesgo de ceder”. Del mismo tenor -de nuevo en Il diario del lavoro- la posición de Alessandro Genovesi, secretario de los obreros de la construcción: "Frente a una visión de la sociedad expresada por el Gobierno de los nuevos sofistas (teóricos para los que sólo las aprehensiones de los sentidos y la impresión subjetiva determinan verdadero como útil) cuánto podemos salirnos con la lógica de "juzgaremos disposición por disposición" (Filosofía de Landini, ed) negándonos la naturaleza reaccionaria (que también puede tener consenso popular) de esta política cultura hecha alimentando iras, miedos, comprometida sistemáticamente con eludir los órganos intermedios y simplificar los procesos democráticos y los contrapesos institucionales… todos dedicados a hablarle al vientre del país y no a su cabeza, a sus mejores energías?”.

Por eso en el congreso de la CGIL la “batalla de stalingrado” está en marcha contra las contrarreformas de las fuerzas superpopulistas y en defensa de las políticas reformistas del mercado de trabajo que -aunque con compromisos conflictivos- caracterizaron las dos legislaturas anteriores.

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