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Cataluña: ¿qué está pasando ahora en España? Todo cuesta arriba para los secesionistas

El frente secesionista consiguió 72 escaños de 135 en la votación autonómica de ayer, transformada en una especie de referéndum de secesión. Pero el camino recorrido por Artur Mas, que promete la independencia de Barcelona en los 18 meses siguientes a la votación, es complejo y todo cuesta arriba. El Gobierno de Madrid, la UE y la banca dificultaron el sueño secesionista

Cataluña: ¿qué está pasando ahora en España? Todo cuesta arriba para los secesionistas

Desde ayer por la tarde, Cataluña está un poco más alejada de España y de toda Europa. La victoria del frente secesionista en las elecciones autonómicas de ayer, transformada por la fuerza en una especie de referéndum sobre la secesión de Barcelona, ​​abre escenarios tan complejos como interesantes.

La situación es incierta a partir del resultado de la propia votación. De hecho, la prensa española también está dividida sobre el resultado de las elecciones de ayer por la tarde. Los números muestran que el frente independentista obtuvo la mayoría absoluta de escaños (62 escaños de las Junts pel Sì de Artur Màs + 10 escaños de la lista de izquierdas de la Copa) sin llegar, sin embargo, al 50% de los votos que habría representó la legitimidad plebiscitaria para pedir la secesión de Cataluña.

El País de Madrid titula "Los independentistas ganan las elecciones y pierden el plebiscito", mientras El Mundo él responde "La mayoría de los catalanes dicen no a la independencia". Posiciones opuestas también entre La Razón afirmando “Mas no logra sus objetivos”, e La Vanguardia de Barcelona con el titular "El sí se impone".

Neto de especulaciones periodísticas, lo cierto es que Mas, la agrupación que lidera el frente independentista, por sí sola no ha conseguido la meta de los 68 escaños y por tanto debe buscar necesariamente el apoyo de la Copa para gobernar. Una alianza que es todo menos evidente dado que el gobernador de Cataluña no es del agrado de la lista de izquierda radical que preferiría con mucho a su líder Raúl Romera.

Al final del conde Mas inmediatamente reivindicó la victoria de los secesionistas y prometió que el Cataluña logrará la independencia dentro de los 18 meses siguientes a este histórico 27 ​​de septiembre. Sin embargo, un camino todo cuesta arriba para Mas, enfrascado en un tira y afloja político e institucional con Madrid, que se opondrá en todos los sentidos a la secesión de Barcelona.

Una vez encontrado el acuerdo político para la formación del nuevo gobierno, El Parlamento catalán proclamará el inicio del proceso de separación de Madrid para llegar a la declaración de independencia. Mas comenzará de inmediato a crear un estado central en Barcelona capaz de liderar el nuevo estado catalán y en paralelo intentará entablar conversaciones con España y la Unión Europea para definir la posición del nuevo estado independiente en el rompecabezas europeo. 

Pero, en el estado político actual de España, la declaración de secesión de Cataluña será unilateral, no reconocida y aceptada por el gobierno de Madrid. Mariano Rajoy ha recordado que la Constitución española no permite la ruptura de ninguna región, por lo que se excluye la posibilidad de que Cataluña pueda hacerlo con una proclamación unilateral aceptada pacíficamente por el Gobierno central.

Sería necesario realizar un nuevo referéndum y en este frente será de fundamental importancia el resultado de las elecciones generales nacionales previstas para diciembre. De hecho, la Constitución Española, en el artículo 22, prohíbe la celebración de referéndums si no incluyen a todos los ciudadanos del país: es decir, atribuye al Estado central la competencia exclusiva para celebrar un referéndum e impide que una sola comunidad pudiendo convocar uno sobre autodeterminación.

El año pasado, de hecho, el referéndum sobre la secesión de Cataluña convocado unilateralmente por Mas fue declarado ilegítimo por el Tribunal Constitucional español tras un recurso presentado por Rajoy. La esperanza de Mas es que las elecciones nacionales de diciembre den lugar al gobierno en Madrid de una coalición dispuesta a celebrar un referéndum nacional sobre la secesión de Cataluña, pero en ese momento el resultado sería mucho más incierto.

Otro nudo a resolver será la posición del nuevo estado catalán dentro de la Unión Europea y la OTAN. Con motivo del referéndum convocado el año pasado por Mas, un portavoz de la Comisión Europea declaró que "un estado independiente, precisamente como tal, se convertiría en un tercer estado con respecto a la Unión Europea y desde el día de su independencia los tratados con la UE no sería válida'”. Posición en plena sintonía con el mensaje de un portavoz de la OTAN que subraya que “para incorporar a cualquier nación a la alianza se necesitaría el consentimiento de todos los aliados de la OTAN”.

El nuevo estado de Cataluña probablemente se vería obligado a negociar los términos de entrada en las instituciones internacionales. Y en este caso, se debe tener en cuenta un detalle muy importante: cada país tendrá derecho a vetar la entrada de Cataluña, entre estos no sólo España, sino también otros países atemorizados por las reivindicaciones separatistas internas. 

Por último, no hay que olvidar el visto bueno de las altas finanzas y los grandes bancos al proyecto secesionista catalán. Pero no es casualidad que la Bolsa de Madrid sea hoy la mejor de Europa: evidentemente las finanzas no creen en la secesión.

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