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Bancos locales y fintechs: la oportunidad para la innovación tecnológica

Para el sector bancario, fintech es una gran oportunidad de desarrollo pero solo si se enmarca en la realidad material de la economía y en la dimensión ética del trabajo - Los bancos comunitarios están en condiciones ideales para asumir el desafío adaptando el contexto digital a la concreción. del territorio

Bancos locales y fintechs: la oportunidad para la innovación tecnológica

La tecnología es un gran recurso y una gran oportunidad. Sin embargo, ser consciente de esto significa tener en cuenta que debe manejarse con sumo cuidado y mucha atención. También significa tener conocimiento de la historia de la humanidad y cómo adelanto tecnológico siempre ha producido una centralización de la riqueza y el consiguiente aumento de la desigualdad. Por ello, el tecnológico es un auténtico reto al que no debemos -pero ni siquiera sería posible- escapar. Por el contrario, debemos aceptarlo y captar todos los elementos positivos de avance y progreso depurados de los efectos más negativos y peligrosos para la sociedad. ¿Es posible hacerlo? Sí, es posible siempre que se tengan siempre presentes las coordenadas de la moral y la ética.

Después de todo, el tema, a pesar de lo que parece, no es nuevo. Ya lo tenía claro el Papa León XIII cuando en 1891 con la encíclica que de hecho abría el camino de la Doctrina Social de la Iglesia, advertía: "Rerum novarum semel excitata cupidine, quae diu quidem commovet civitates, illud erat consecuturum ut commutationum studi a rationibus politicis in oeconomicarum cognatum genus aliquando defluerent". "El ardiente deseo de novedad que hace tiempo comenzó a agitar a los pueblos, naturalmente tenía que pasar del orden político al orden similar de la economía social".

Hoy ese “ardiente deseo de novedad” ha pasado del campo de la producción y la relación entre producción y trabajo al campo de la comunicación y la información y así, en el ranking de las personas más ricas e influyentes del mundo, los primeros puestos son todos vinculados a la construcción y gestión de plataformas de sistemas de TI con un funcionamiento en gran parte inmaterial. Cada vez son más las actividades que, de manera disruptiva, sustituyen a las actividades productivas y comerciales tradicionales, distribuyendo la producción y la logística por todo el mundo con criterios que, leídos con los cánones del pasado, son del todo irracionales pero que, en cambio, son totalmente funcional al modelo de circulación de la información, desmantelando todas las certezas y creando nuevos pero ciertamente más atrasados ​​y peligrosos equilibrios con una nueva división internacional del trabajo.

Hay miles de millones de personas en el mundo que poseen al menos un teléfono inteligente y con él pasan una parte cada vez mayor de su tiempo intercambiando, pero en la mayoría de los casos donando sin saberlo, información sobre ellos mismos. La información es, hoy, una gran riqueza a través de la cual se gestiona todo y se crea el mercado. La asimetría de la información ha adquirido dimensiones nunca antes experimentadas. Millones de personas trabajan no solo sin cobrar, sino, lo que es más grave, sin ni siquiera ser conscientes de que están creando valor.

Este marco hay que tenerlo presente cuando en el sector bancario se habla de fintech que es y sigue siendo una enorme oportunidad de desarrollo y progreso pero siempre y sólo si se enmarca en la realidad material de la economía y en la ética. y dimensión moral del trabajo. Los bancos comunitarios arraigados en el territorio y que basan su política crediticia en un modelo de relación de contacto son los más indicados para asumir el reto porque son capaces de adaptar el contexto digital a la realidad concreta que la componen ahorradores e inversores, hogares y empresas. Una realidad concreta que, sólo por intermediación, mantiene su protagonismo consciente. De la innovación tecnológica al papel de intermediación crediticia tradicional que siempre han jugado los bancos vinculados a los territorios con resultados óptimos esPor lo tanto, mejorado como antídoto a la desmaterialización y despersonalización de la economía, en un contexto de redescubrimiento ético y moral.

°°°El autor es Secretario General de la Asociación Nacional de Bancos Populares

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