comparte

Banco de Italia, Visco silencia a los narradores anti-euro

Con motivo de la reunión del 31 de mayo, es deseable que el Gobernador Ignazio Visco pronuncie, en sus "Consideraciones finales", palabras claras y definitivas sobre la imposibilidad de salir del euro sin la salida simultánea de Europa que provocaría una inestabilidad económica incontrolable y financiero

Banco de Italia, Visco silencia a los narradores anti-euro

Con motivo de escuchar a los cuentistas que, despreciando cualquier evidencia estadística, predican la nocividad de las vacunas, naturalmente los asocio con los demás cuentistas populistas que predican la salida del euro y de la UE o sólo del euro, según la certeza momentánea del razonamiento. Narrativas populistas cuya cultura económica suele ser deudora de las fake news difundidas por algún foro social o de la mera lectura de los pocos caracteres permitidos por twitter. No en vano, la cultura política y económica basada principalmente en foros sociales o en twitter no ayuda. De hecho, algunos soberanos digitalizados han propuesto la vuelta a la Am. lire (moneda militar aliada) en circulación en Italia tras el desembarco aliado en Sicilia en 1943 que contribuyó, además de a la pérdida de soberanía monetaria, también a la fuerte inflación que golpeó a Italia hacia el final de la Segunda Guerra Mundial; luego aplastado por la contracción monetaria de la memoria de Einaudi.

En este contexto caracterizado por la confusión de lenguajes y la inadecuación de ideas, espero que con motivo de las inminentes consideraciones finales que dará el gobernador Ignazio Visco el próximo 31 de mayo, se pronuncien palabras claras y definitivas sobre la imposibilidad de salir el euro. Por tanto, es de esperar que el gobernador Visco reitere que es imposible salir del euro sin denunciar simultáneamente el Tratado de Lisboa: una salida que conduciría a una inestabilidad económica y financiera incontrolable.

De hecho, me gustaría recordar a los populistas anti-euro que el Tratado de Lisboa en el art. 2 apartado 4 establece que "La Unión establecerá una unión económica y monetaria cuya moneda es el euro", expresión esta última que se encuentra en muchas disposiciones del Tratado, constituyendo su aglutinante. Por lo tanto, parece imposible salir del euro sin salir de la UE, como sugieren los narradores populistas anti-euro al plantear como hipótesis alternativa que los países que se adhieran al euro lleguen a un acuerdo de caballeros para salir todos juntos de la moneda única: como si fueran ancianos señoras reunidas para charlar y tomar el té y no jefes de estado y de gobierno que observan con preocupación la inestabilidad política latente de Italia, potencialmente incapaz de apoyar cualquier negociación para la salida común del euro. Nos destrozarían para repartir el botín.

Al igual que los narradores populistas antivacunas, los antieuro no ofrecen documentación estadísticamente significativa para sustentar sus propuestas y análisis. Espero que también en este caso el Gobernador Visco ofrezca consideraciones concluyentes sobre los riesgos fatales que la economía italiana y el ahorro de los hogares encontrarían en el contexto monetario de la lira flotante frente a las monedas duras: el euro en primer lugar mantenido y defendido por economías más fuertes.

A los narradores que lamentan los años de tipos de cambio variables (1973-1993) se les debe recordar que en esos veinte años el tipo de cambio de la lira frente al marco alemán pasó de unas 150 liras por un marco a casi 1000 liras; que la inflación galopaba por encima del 21% en 1981, llevando la tasa de los bonos del Estado a medio y largo plazo también al entorno del 20%, cargando el gasto público en el pago de intereses en los años siguientes, que superaron el 12% del PIB, contribuyendo a más del doble del peso de la deuda pública como porcentaje del PIB: del 47 al 115% en 1993. No parece, por tanto, una buena idea volver a tipos de cambio flexibles abandonando el régimen de tipo de cambio fijo irrevocable garantizado de la participación en el sistema único divisa.

En cambio, en los doce años que siguieron y precedieron a la tormenta financiera perfecta de 2006-2007, la deuda pública creció primero al 121 por ciento del PIB, antes de disminuir al 103-105 por ciento del mismo. Por su parte, la inflación y las tasas de los bonos gubernamentales de mediano y largo plazo (BTP) se redujeron a alrededor de 2 y 3,5 por ciento, respectivamente. A su vez, los pagos de intereses públicos cayeron a alrededor del 4,5 por ciento del PIB.

Si la historia no es maestra de vida, una mirada al pasado por parte de los narradores populistas anti-euro podría enriquecer sus magros e indocumentados mensajes y advertirles contra la transmisión de contenido incontrolado, si no falso, en un twitter o divulgado en la web.

Las próximas consideraciones del gobernador Ignazio Visco, aunque es muy consciente de que los populistas antieuro no aprecian su renovación al frente del Banco de Italia mediante el transporte de sus tam tams encerrados en las estrechas calles de la política italiana, son por tanto una oportunidad importante relanzar una discusión basada en hechos y no en la narración de viejos populistas anti-euros destinados a lograr consenso en las próximas elecciones políticas, a expensas de esa autoridad que Italia aún tiene que conquistar, sobre sólidos fundamentos fácticos y no en esporádicas teorías en Europa.

Revisión