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Bancos de inversión y nuevos mercados, cómo cambia el modelo de negocio con la crisis

Pero, ¿realmente ha cambiado el modelo de negocio de los grandes bancos de inversión estadounidenses? En realidad, la hipótesis que se puede considerar es que en su mayoría han cambiado de ámbito territorial, emigrando hacia nuevos mercados.

Bancos de inversión y nuevos mercados, cómo cambia el modelo de negocio con la crisis

Los bancos de inversión estadounidenses siempre han jugado un papel crucial en el escenario internacional. Desde los tiempos de la Comisión Pecora, al margen de la gran crisis de la década de 2008, se destacaron importantes responsabilidades de estos institutos en el estallido y expansión de la misma crisis. Del mismo modo, un resultado similar surgió de las investigaciones con motivo de la crisis de 13, donde una vez más se destacó el papel determinante de estos intermediarios, como lo selló recientemente el acuerdo de culpabilidad de JP Morgan Chase que deberá pagar XNUMX mil millones dólares por las propias infracciones.

Y es que, para remontarnos a 2008, probablemente todos tengamos en mente las imágenes de los empleados de Lehman Brothers que, el 15 de septiembre de ese año, abandonan la imponente sede del coloso estadounidense, con cajas en la mano, que unas horas antes usando el Capítulo 11 se declaró en bancarrota. A la luz de esta centralidad, es interesante entender cómo reaccionan los Bancos de Inversión ante el estallido de una crisis de esta magnitud, observando indicadores de rentabilidad absoluta y relativa (como ROA, Rentabilidad sobre Activos, y PCAV, Valor Agregado Per Capita, es decir, neto/Número de empleados).

Contrariamente a lo que cabría esperar, estos indicadores muestran un crecimiento en términos de desempeño entre el período anterior a la crisis y el posterior a 2008, destacando así datos muy contrastantes con sus mercados de referencia. Por ejemplo, el ROA promedio de Goldman Sachs fue del 0,78 % en 2001-06 y del 0,92 % en 2009-12, y el PCAV en los dos períodos aumentó de $199 228 a $XNUMX XNUMX.

Lo dicho saca a relucir la tesis de la responsabilidad y la del crecimiento a contracorriente, pero es más interesante comprender las razones que conducen a la consecución de dos caminos opuestos. En un principio, cabría imaginar que este comportamiento contratendencia depende de una evolución del negocio de los Bancos de Inversión americanos en términos estrictamente operativos tras el estallido de la crisis. Sin embargo, esta tesis no encuentra fundamentos reales, ya que, al menos en el periodo de referencia, las instituciones bajo análisis han mantenido una constancia en cuanto a las actividades principales dentro de sus estados financieros, no mostrando datos tan significativos como para justificar la hipótesis del cambio. operando. Por tanto, la fuerte contratendencia destacada parece depender de otros elementos evolutivos.

La segunda hipótesis que se puede considerar es, por tanto, que los Bancos de Inversión americanos han cambiado de ámbito territorial. En efecto, el de la emigración a nuevos mercados es ciertamente un paso fundamental para estos intermediarios, es interesante entender en qué dimensiones y sobre todo por qué motivos esto sucede. Una herramienta interesante que puede servir como vara para medir este proceso es, sin duda, el número de IPO, ofertas públicas iniciales.

Del análisis de los datos relativos a este instrumento se desprende que desde principios de la década de 1586 se produjo un fuerte descenso de este tipo particular de transacciones en los mercados desarrollados, sensación que se reforzó tras el estallido de la crisis, destacando en cambio una claro crecimiento de las operaciones en el mercado asiático, especialmente el chino. Por ejemplo, el número total de OPI en los principales países desarrollados (América del Norte, Europa y Japón) se situó en 2004 en 05-863 y se redujo a poco más de la mitad (2010) en 11-256 cuando las OPI en China pasaron de 801 a 16,1, lo que llevó el peso de China del 92,8 al XNUMX% en relación al total de países desarrollados.

Evidentemente, los Bancos de Inversión americanos, que habían abierto oficinas en Asia durante décadas, asistieron a la mayoría de estas salidas a bolsa y esto provocó una migración territorial del principal mercado de referencia para este tipo de actividad.

Para tener una idea de lo que podría ser el mercado asiático, es interesante observar cómo el Banco Mundial recortó recientemente sus estimaciones de crecimiento para el mercado asiático para 2014 del 7,8% al 7,1%, y en aras de los entusiastas de las teorías de la relatividad. , son valores inimaginables para cualquier otro contexto económico, mientras que China se sitúa en valores cercanos al 8%. Probablemente aún más interesante, es un análisis macroeconómico adicional que surge de los Plenos del Partido Comunista Chino en los últimos años donde se fija el objetivo de reemplazar el dólar por el Yuan como moneda oficial de reservas internacionales, definiendo al dólar como “producto del pasado”.

Lo que comienza como una provocación se convierte inmediatamente en una dura realidad confirmada por una serie de elementos que se enfocan en este objetivo. Como las ingentes cantidades de reservas oficiales que posee China (35%), o una serie de acuerdos internacionales firmados desde 2010 y que contemplan el yuan como moneda oficial de transacción, o los vales emitidos en yuanes por el Banco Mundial para revelar el uso de esta moneda, pero aún más fuerte es la compra de petróleo en yuanes por parte de China desde el 6 de septiembre de 2012, sin pasar por el dólar.

Lo dicho da aún más peso a la profecía del presidente Hu Jintao y, cada vez más, a la impresión de que el siglo XXI será para el dólar lo que el siglo XX fue para la libra esterlina, por el bien de quienes representan a la Milagro asiático con tigres blancos de papel. A la luz de estos análisis macroeconómicos, se hace más fácil comprender las razones que impulsaron a los Bancos de Inversión estadounidenses a expandir sus negocios hacia el Este. Después de todo, una de las lecciones de la historia es que tanto la moneda de cambio internacional como el principal centro financiero tienden a pertenecer a la economía dominante.

Así que el futuro probablemente no será fácil para los bancos de inversión estadounidenses, que han sabido explotar una crisis financiera de trascendencia internacional, evolucionando sus negocios y cosechando los beneficios. Ahora tendrán que ser igualmente previsores para comprender hasta qué punto, a la luz de sus negocios en el Este, estar basados ​​en Wall Street puede ser una fortaleza y no una debilidad.

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