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Coche eléctrico: Italia llega tarde pero es una mina de oro

Según el Informe sobre los sectores industriales presentado por Intesa Sanpaolo y Prometeia, el sector de la automoción será uno de los motores de la recuperación global de aquí a 2023 – Pero Italia es la retaguardia de la UE en electricidad: aquí están los datos.

Coche eléctrico: Italia llega tarde pero es una mina de oro

La industria italiana aguanta: se ha superado el punto más bajo de la ralentización, hay signos de recuperación gracias a menos empresas pero más fuertes y unas exportaciones que ya rondan el 50%, pese a la alarma por la caída de las inversiones. Así lo avala el 95º Informe sobre sectores industriales, presentado por Intesa Sanpaolo y Prometeia en Milán y que invita a Italia a reiniciar sobre todo desde el sector de la automoción: “el coche electrico será uno de los motores de la recuperación de la economía europea y mundial de aquí a 2023, pero Italia todavía está muy por detrás”, explica Gregorio De Felice, economista jefe del primer banco italiano. De hecho, si el consumo también se mantiene en 2019, el verdadero reto es el de relanzar las inversiones, que a nivel general sufrieron un repentino retroceso tras alcanzar niveles "brillantes pero insuficientes" en la anterior legislatura: en el periodo 2015-17, gracias a los incentivos, había aumentado un 6-7% anual.

En 2019, en cambio, la cifra es actualmente del -3%, con un índice de confianza por primera vez desde 2014 que es negativo, y según las previsiones de Intesa Sanpaolo y Prometeia las inversiones crecerán en 2019 solo un 1,4%, luego 2% en 2020 y 1,8% en 2021: “Juntando las estimaciones para el período de tres años – argumentó De Felice – llegamos a un +5,6% global, lo que aumentaría la brecha ya muy alta con el nivel de inversiones por industria alemana. Se necesita invertir sobre todo por dos motivos: ampliar la base productiva, dado que hoy tenemos empresas más fuertes pero son un 15% menos que al principio de la crisis, y aumentar la productividad, invirtiendo no solo en sectores disruptivos, como el digital, sino también en las nuevas tecnologías de sectores tradicionales, como el de la automoción”.

Por tanto, son sobre todo las inversiones en el sector del automóvil las que están aflojando, que en Italia vale, considerando las industrias afines, 330 millones y 1,2 millones de puestos de trabajo, pero que en 2019 por ahora registra -junto con la mecánica, la metalurgia y los electrodomésticos- una caída de la facturación de más del 1%, frente a una facturación industrial global estática salvada por sectores menos cíclicos como bienes de consumo, alimentación y farmacia. A pesar de haber registrado una caída en las matriculaciones en el mercado interno, Italia, sin embargo, cuenta con una posición alentadora en las exportaciones, especialmente de componentes, cuya cuota de exportación es del 65%, superior a la media del sector manufacturero (48%).

Pero el reto al que se refiere el análisis de Intesa y Prometeia cuando habla de inversiones en el coche es ineludiblemente el de la electrificación y, en consecuencia, de los coches autónomos. Una revolución que Italia y Europa han vivido hasta ahora, por iniciativa de China que lo planea todo desde hace mucho tiempo y está engullendo el mercado, después de haber hecho con sus manos recursos minerales africanos (especialmente tierras raras) que hoy la convierten prácticamente en el único productor de baterías del mundo.

Un reto que ya no se puede aplazar, que traerá Los fabricantes de automóviles invertirán unos buenos 2023 millones de euros de aquí a 40 solo para la reconversión, pero que Italia no parecería dispuesta a aceptar todavía, dado que actualmente se encuentra en la retaguardia del mercado de coches eléctricos. Según datos de Acea de 2018, Italia apenas se sitúa entre los 20 primeros países europeos por incidencia de la electricidad sobre el total de matriculaciones: un 0,5%, al igual que Letonia, Rumanía y Bulgaria, peor que España, Eslovenia, Hungría e Irlanda, pero sobre todo un 2% en Francia y Alemania, un 3,4% por ejemplo en Portugal y un 49% en Noruega como líderes. Del total de matriculaciones de coches eléctricos o híbridos en Europa (384.052 en total en 2018), de nuevo según datos de Acea, Italia supone solo el 2%, menos del 3% para España y Bélgica y el 19% para Noruega, el 18% en Alemania y 12% en Francia.

Las cosas no están mejor a nivel mundial, dado que Europa produce una cuarta parte de los vehículos eléctricos del mundo (China más de un tercio) pero todavía registra un 25%, partiendo sin embargo del 39% en 2007, con China que en el mismo período se triplicó del 12 al 35%. . Por no hablar del tema de los puntos de recarga, que son decisivos para la penetración de los coches eléctricos: en Italia hay apenas 3.824, es decir, 13 cada 1.000 km cuadrados, un área no mucho más pequeña que la de toda la ciudad metropolitana de Nápoles. En Holanda, líder europeo, hay casi 40.000, uno por cada kilómetro cuadrado, y en Francia y Alemania hay 25.000 y 28.000 respectivamente.

Sin embargo, hay motivos para el optimismo: si es cierto que en cuanto a tiempos de pago de los clientes, Italia solo es mejor que Turquía y Grecia (en Alemania es menos de 30 días, en Italia más de 80), también se comprueba que el tejido de pymes italiano se confirma más sólido que el alemán y el francés. En el trienio 2014-17, a pesar de numerosas quiebras, las pequeñas y medianas empresas que sobrevivieron a la dura selección vieron crecer su facturación una media del 20%, frente al 5-10% de las dos primeras continentales. economías.

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