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Arte: Liu Bolin, el artista chino invisible expuesto en Roma

Liu Bolin, el artista invisible, habla de sí mismo en una importante exposición en el Vittoriano de Roma que parte de la primera actuación en Pekín para llegar a las tomas más recientes en el Palacio Real de Caserta y el Coliseo - El mensaje social y la originalidad de la idioma del artista chino

Arte: Liu Bolin, el artista chino invisible expuesto en Roma

Liu Bolin el artista invisible, conocida en todo el mundo por sus extraordinarias creaciones miméticas que, tras la aparente sencillez del camuflaje, persiguen un proceso de conocimiento que pasa por la superposición de la propia identidad con la de las "cosas" que nos rodean, se concreta en Roma en un importante exposición al complejo Vittoriano. El artista chino que, gracias a un lenguaje muy personal que integra performance, pintura, instalación y fotografía, se sitúa a sí mismo en el centro de sus obras, pero haciendo que su cuerpo pierda la consistencia propia para asumir la del mundo que le rodea, mezclándose con él. , ya sea una foto de un glaciar, un monumento o un complejo arquitectónico, se cuenta en Roma en esta importante exposición que parte de la primera actuación en Pekín para llegar a las tomas más recientes de 2017 en el Palacio Real de Caserta y el Coliseo, creadas especialmente para la exposición romana y ahora expuestas en un preestreno mundial.

Una aventura artística la de Liu Bolin que se adelantó y que durante una década lo llevó a la rmundo balta a partir de un pueblo de artistas chinos en Beijing. Es 2005: la administración de Beijing ordena la demolición del distrito de Suojia Village, donde residen muchos artistas críticos con el gobierno. Liu Bolin, nacido en 1973 y debutando como artista, se mimetiza con los escombros de su estudio, se mimetiza sobre todo para dar voz a lo invisible, es decir, a los artistas con los que creció y se formó en el barrio, se deja ser fotografiado mezclándose con los escombros del pueblo y revela la foto iniciando una protesta silenciosa y "transparente", al mismo tiempo que disfruta de un éxito inesperado. Así comenzaba la extraordinaria carrera de uno de los artistas más talentosos e interesantes del panorama mundial contemporáneo, capaz de ocultar fuertes mensajes sociales a través de imágenes aparentemente simples, en una síntesis de múltiples lenguajes como la pintura, la instalación y la fotografía.

Sus actuaciones quieren ser un mensaje alto y claro de lo que está pasando en el presenteentre el peso de la historia y las consecuencias del progreso. A lo largo del tiempo, el propio Liu Bolin se ha fotografiado frente a los monumentos más importantes del mundo, librerías, estanterías de supermercados, obras de arte, montañas de basura y entre inmigrantes; su fama crece hasta que sus imágenes se convierten en un icono para las grandes marcas: one for all Moncler, que utiliza durante varias temporadas un camuflaje de Liu Bolin para publicitar su marca, pero también Tod's, Ferrari y muchas otras. Siete ciclos temáticos recorren la poética del artista: desde las primeras obras de la serie Hiding in the City de 2005 hasta la actualidad, en un viaje ideal entre China -con sus famosos edificios, sus mitos, sus problemas sociales- e Italia.

De hecho, la exposición se desarrolla desde los orígenes hasta el Gran Tour de Liu Bolin durante los últimos diez años. (desde 2008 hasta hoy), encerrado en el título Hiding in Italy, durante el cual el artista se sumerge en los lugares simbólicos de Italia, desde Milán a Verona, pasando por Venecia hasta Roma y el Palacio Real de Caserta. Un viaje que continúa en el mundo con la sección Escondiéndose en el resto del mundo, en la que el artista se hace retratar en Londres, París, Nueva York, Nueva Delhi, Bangalore.

En las etapas de este itinerario, todavía en curso, Liu Bolin consigue afrontar de forma neutra, aunque consciente, temas sociales de actualidad, como el frenesí del consumismo, que surge en Estantería, o el nudo de la inmigración en Migrantes, sin dejar de lado el glamour del Fade en Italia, hasta las Cooperaciones, es decir, imágenes creadas para campañas publicitarias de grandes marcas de moda italianas y francesas, que demuestran cómo el arte está siempre estrechamente entrelazado con la realidad en todas sus complejidad y contradicción. Como muchos de los artistas contemporáneos más importantes, Liu Bolin también acepta formar parte de un campo de la creatividad tan popular como sofisticado como el de la moda.

Presta su lenguaje y su modalidad representativa a algunas de las marcas más importantes del mundo. De Valentino a Lanvin, de Jean Paul Gaultier a Angela Missoni, para convertirse en protagonista de una de las campañas de comunicación más famosas del mundo para Moncler. Por un lado, es sin duda el reconocimiento de una popularidad alcanzada por Liu Bolin, que ha trascendido los estrechos confines del arte contemporáneo, pero por otro, y más propiamente del artista, es el deseo de no retroceder ante manifestaciones de nuestra contemporaneidad. La demostración de que una obra de arte es parte integrante de su tiempo y del mundo tal como se manifiesta en toda su plenitud contradictoria.

“Performance, pintura, instalación y, por supuesto, fotografía – escribe el comisario de la exposición, Raffaele Gavarro presentando al artista en el catálogo- forman un unicum lingüístico y expresivo que determina todo el proceso de construcción de la obra testimoniada por la imagen final y frente a la cual nos vemos instintivamente llevados a recorrer sus pasajes salientes: Liu Bolin que elige el punto exacto de la cosa con la que fusionarse; Liu Bolin que prepara los colores en tonos que corresponden perfectamente a la cosa; Liu Bolin que se somete a la pintura de su cuerpo; Liu Bolin inmóvil e invisible frente a la lente, inmerso en la cosa más que frente a ella. El proceso lleva implícito, una forma de conocimiento de la cosa con la que el artista se identifica, que si en el rellano final es de tipo visual, contempla su esencia y que, refiriéndose a Giordano Bruno, nos corresponde, siendo el todo hecho de un material. El conocimiento de la cosa en la que Liu Bolin se sumerge, haciéndose invisible en ella, es por tanto y en definitiva un conocimiento de sí mismo”.

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