Las reuniones de ayer en el Elíseo con los máximos responsables de las dos compañías no han despejado las dudas pero los alemanes parecen estar en la pole position por motivos exclusivamente geopolíticos aunque la Bolsa tenga sus dudas sobre la validez de la operación franco-alemana.
El gobierno francés, cuya voluntad es decisiva en virtud de la acción de oro de las grandes empresas nacionales, espera disponer del tiempo necesario para examinar las propuestas; también espera que Alstom, a la luz de su importancia estratégica para la industria y la economía francesas, evalúe cuidadosamente todas las ofertas recibidas.
Una situación muy delicada para Hollande, sea cual sea el epílogo. Si se acepta la oferta de GE, se le acusará de haber favorecido el desmantelamiento de Alstom, si pasa Siemens, se le reprochará haber entorpecido la economía de mercado. Mientras tanto, hasta el 30 de abril a pedido de la AMF, la Consob francesa, la bolsa ha sido suspendida.