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Adiós a Emilio Botín, el banquero de España

Ha fallecido Emilio Botín, presidente del Banco Santander, la entidad de crédito española más importante – Figura cimera de las finanzas mundiales, tiene el mérito de haber internacionalizado el banco fundado por su padre, incluso con operaciones polémicas (Antonveneta) – Amigo de Montezemolo y Alonso, vincularon Santander a Ferrari.

Adiós a Emilio Botín, el banquero de España

El banco era su vida, una parte de sí mismo. Heredado de su abuelo y de su padre. Sí, porque Botín en España es sinónimo de Banco Santander. El banco más importante de España, pero también uno de los principales de la zona euro ya nivel internacional gracias a sus sucursales por todo el mundo: desde Gran Bretaña hasta Sudamérica y EE.UU.

El mérito de Emilio Botín fue internacionalizar el banco, como el de su padre traerlo desde la espléndida localidad de Santander, en Cantabria en la frontera con el País Vasco, a toda España. Una continuidad, la de los Botin, que casi seguro la asegurará su hija Ana: la más brillante de la descendencia de Emilio, la delfín predestinada desde su juventud y ahora cabeza de grupo en Londres.

La de los Botin es una saga familiar que ya tiene siglos. Distinguido por un excelente olfato para los negocios, carácter fuerte, duro pero intuitivo. En las últimas generaciones se ha sumado una educación de excelencia, en los mejores colegios del mundo. En definitiva, una familia que después de la real es para ser considerada una excelente embajadora de España en el mercado internacional.

Para bien o para mal, porque la expansión de Santander también está marcada por muchas operaciones especulativas (véase la entrada y salida de Antonveneta en Italia) y por algunas que no siempre tienen éxito. También se dice que la banca, durante la actual crisis económica e inmobiliaria en España en particular, no ha sido precisamente adamantina, pero “negocio es negocio”. El caso es que Don Emilio lo ha hecho en un grupo de 200 empleados y 1.400 millones de euros en fondos recaudados.

La joya es la sede a las afueras de Madrid: la ciudadela de Santander, nacida hace unos diez años, respetuosa con el verde (se han trasplantado miles de olivos de Andalucía), con un campo de golf privado (jugaban al presidente y su invitados), donde los empleados pueden, además de trabajar, relajarse, ir de compras, llevar a los niños a la guardería. Una ciudadela formada por edificios de baja altura, con vistas a la Sierra que es también un caldo de cultivo para nuevos banqueros. Porque una de las atenciones de Botín era la formación al más alto nivel que derivó en escuelas internas y patrocinios universitarios.

Hombre ecléctico y no sólo banquero, Botín amaba los deportes: el golf (el gran Severiano Ballesteros se había casado con una hija), la caza en sus diversas haciendas, el automovilismo. De hecho, quiso y apoyó el acuerdo con Ferrari, tanto que acudió personalmente a Maranello y se le notó en los boxes rojos en varias ocasiones. Mientras que su esposa siempre se ha dedicado al arte, a la música, apoyando a los menos favorecidos.

Quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo y conversar con él (el suyo verdaderamente uno de estos) recuerdan la intensidad de su mirada, la agudeza de sus respuestas a las preguntas de los periodistas y la sencillez de su comportamiento. Ciertamente no son cualidades comunes en el mundo de las finanzas. Era en todo caso un hombre duro, primero consigo mismo y luego con los demás, con una disciplina férrea, casi militar, que exigía incluso a sus más cercanos colaboradores. Un hombre que infundió asombro y gran respeto: incluidos los primeros ministros que obviamente lo cuestionaron continuamente.

Adiós Don Emilio. Ha llegado el momento de “descansar” y plegar. Definitivamente un varapalo para Santander y para España que lo identificó como el 'matador' ganador.

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